A tres semanas de fines de 2021, 8.4 millones de guatemaltecos aún no han sido vacunados contra covid-19 – Prensa Libre
Guatemala está a la cola de Centroamérica en el tema de la vacunación contra el coronavirus, según la plataforma Our World in Data, que actualiza el informe con datos oficiales de cada país.
Un retraso que da la alarma por la aparición de una nueva mutación del virus, el omicron, que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), podría extenderse rápidamente, como el delta, variante actualmente predominante en el territorio guatemalteco.
La posición del país en la región refleja el lento avance de la inmunización a nivel nacional. Han pasado nueve meses desde que se vacunó a la primera persona y 8,4 millones de personas aún no han recibido las dos dosis que las protegerán de enfermedades graves, hospitalización y muerte por contagio.
El proceso no solo es lento, también es desigual. Mientras que en el departamento de Guatemala el 76,7% de los habitantes ya tiene la primera dosis -datos hasta el 7 de diciembre, en el otro extremo se encuentran Quiché y San Marcos donde solo el 32,9 y 32,8%, respectivamente, tienen dosis, y Alta Verapaz es 26,9 , territorios que concentran la mayor población indígena.
La disparidad también es evidente entre los municipios. Guatemala, Huehuetenango y Salcajá ya superan el 70 por ciento de las personas con dietas completas, según el Consejo de Situación Covid-19 del Ministerio de Salud. En cambio, Concepción, en Sololá, quedó rezagada con un 2,1%.
Según el Laboratorio de Datos, esta desigualdad de acceso a la vacuna «es el resultado de un proceso centralizado y exclusivo desde su concepción», como indica el informe. Los costos humanos, sociales y económicos de no vacunar a la población de manera rápida y justa, presentado en octubre.
Menciona que las barreras digitales, lingüísticas y educativas, así como la limitada cobertura de los centros de vacunación, restringen el acceso a la vacuna y reproducen las desigualdades en el país. El proceso se concentra en zonas urbanas, y en los departamentos cercanos a la capital: Sacatepéquez, Jalapa Chimaltenango, El Progreso y Escuintla, la mitad de su población ya tiene una dosis de la vacuna.
Las prioridades del plan de inmunización se han difuminado, relegando a los grupos más vulnerables. Al igual que ocurre con la población mayor de 70 años, la vacunación en este segmento se ha estancado y no supera el 47,8 por ciento de las personas en régimen completo.
Eliú Mazariegos, director general del Sistema Integrado de Salud, dijo esta semana que la meta del Ministerio de Salud es «al menos» llegar al 40 por ciento de la población vacunada del país. A tres semanas de finales de 2021, llegar parece muy lejano. Indica que en departamentos como Guatemala y Sacatepéquez, esta cifra ya se alcanzó.
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Tropezando en el camino
El Panel de Comportamiento Covid del Centro Johns Hopkins de Programas de Comunicación muestra la aceptación de la vacuna contra el coronavirus en la población de diferentes países, durante los últimos tres meses.
En Guatemala, la proporción de personas que han decidido no vacunarse está aumentando, según la medida. Mientras que en septiembre el 14 por ciento indicó que «definitivamente» no recibiría la orgánica, en noviembre subió a 23. Hay nueve puntos porcentuales más.
Hay muchas razones por las que no se vacunarían, y las más importantes son los efectos secundarios que esto puede causar, 53%. Los que dudan de la efectividad de la vacuna son el 28%, mientras que el 24% piensa que el resto la necesita más. Hay un pequeño grupo que cree que no está en riesgo de contagio, que no está expuesto al coronavirus o que la enfermedad no existe. El ocho por ciento dijo que su religión lo prohibía.
Según el epidemiólogo José Ortiz, del Observatorio SarsCov2 en Guatemala, no tener acceso a biológicos, así como la desinformación que existe en el país sobre la vacunación contra el coronavirus, lleva a la población a no querer vacunarse, situación que es empeorando en comunidades donde el español no es predominante.
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Óscar Chávez, del Laboratorio de Datos, está de acuerdo, porque si la gente no tiene información clara sobre la enfermedad o la vacuna y es segura, no es de extrañar que la gente sea cautelosa y no quiera vacunar.
“Si hubiera más comunicación y si llegara la vacuna, la población, estoy seguro que mucha gente que no quiere vacunarse lo haría”, dice Chávez, porque cuando te alejas de la capital, los centros de vacunación son limitados. y las dosis son escasas. Esto «amplifica» el fenómeno de que hay guatemaltecos que no acceden a inyectarse contra el covid-19.
Las mediciones del Panel de Comportamiento Covid del Johns Hopkins Center muestran que tres de cada diez guatemaltecos han intentado vacunarse, pero sin éxito. Entre las mayores dificultades que impiden que las personas reciban dosis de Anticovid está no obtener un permiso de trabajo para ir al centro de vacunación, y no tener cita o cita ». Estar registrado en el sistema. También se menciona que uno de los obstáculos es no recibir la vacuna que buscaban.
Por otro lado, la encuesta indica que uno de cada dos guatemaltecos está «muy» preocupado por estar infectado con el coronavirus.
La población también ha percibido un cambio en el comportamiento de las personas ante la pandemia. Mientras que en septiembre siete de cada diez personas creían que la mayoría de los guatemaltecos estaban vacunados, en noviembre la cifra había aumentado a ocho.
A los tres meses de la medición, observamos que la población percibe una relajación de las medidas para prevenir la propagación del covid-19. Solo tres de cada diez encuestados creen que se respeta la recomendación del distanciamiento social, y seis piensan que se respeta el uso de máscara.
¿Qué acciones tomar?
Para avanzar en la vacunación contra el covid-19, Ortiz y Chavéz indican que el Ministerio de Salud debe trabajar en una campaña de educación y comunicación sobre vacunación y que lleve el mensaje de que la vacuna es segura, por lo que se hace en diferentes idiomas mayas, en coordinación con autoridades comunitarias y se transmitirá en los medios locales.
Sumado a esto, adoptar una estrategia de inoculación multimodal, no solo abriendo más centros de vacunación, sino también equipos móviles acercando lo biológico a las comunidades rurales. En este punto, también es necesario extender el horario para atender a la población y dar la posibilidad a quienes no pudieron vacunarse por problemas de mano de obra.
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