El mayor desastre lo provoca la ignorancia - Prensa Libre

Bukele tan volátil como bitcoin – Prensa Libre

Miles de salvadoreños expresaron su rechazo a las diversas acciones llevadas a cabo por el presidente Nayib Bukele el pasado 15 de septiembre. Esta es la primera muestra masiva de repudio a la decisión de adoptar bitcoin como moneda de curso legal, la cooptación del poder judicial y la reelección presidencial. En esencia, esta movilización reveló el descontento popular con la concentración del poder en manos del líder, que hace apenas siete meses celebró que su partido Nuevas Ideas arrasaba en las elecciones legislativas y municipales. En estos concursos ha alcanzado la mayoría de alcaldes y 56 concejos, con los que puede aprobar leyes sin necesidad de alianzas parlamentarias. Esta contundente victoria le permitió a Bukele realizar una serie de cambios que han tocado el sistema de justicia, los bolsillos de los salvadoreños y podrían significar un serio revés para la democracia si se afianza la continuidad política.

La incertidumbre que se cierne sobre los salvadoreños tras la adopción del bitcoin como moneda de curso legal ha generado que miles de personas salgan a las calles, ya que impacta directamente en la economía popular. ¿Cómo entender una moneda que existe solo en forma virtual y que es muy volátil? Esta moneda digital no está respaldada por ningún banco central y existen problemas para usarla como medio de pago, especialmente en un país que no tiene moneda propia, ya que desde 2001 legalizó el dólar estadounidense como moneda de curso legal. Por ejemplo, el lunes 6 de septiembre la criptomoneda superó los US $ 52.000 y el martes 7 de septiembre cuando debutó en El Salvador había caído a US $ 43.050. Por lo general, este tipo de moneda se compra con fines de inversión y con mucha precaución para otros usos. Entonces, el rechazo cobra sentido cuando se impone como medio de pago en las transacciones diarias, porque la gente sabe que su valor está en la cola de un ciervo, sobre todo para quienes viven a diario.

Otra medida que ha sido rechazada en El Salvador es el golpe de Bukele a la justicia. El 1 de mayo, la Asamblea Legislativa, por mayoría del partido oficial, destituyó a todos los miembros de la Sala Constitucional, la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía General de la Nación. Con esta acción, el presidente logró colocar elementos favorables a la política del régimen en estos cargos, iniciando así el proceso de concentración de poder. A lo anterior, se agregó que, a principios de septiembre, la Asamblea Legislativa aprobó la destitución de jueces y magistrados de 60 años, lo que implica llenar vacantes con elementos cercanos al partido oficial y que el sistema judicial está completamente cooptado por Bukele. Este hecho es una flagrante violación de la independencia judicial y, como resultado, durante la protesta del miércoles pasado asistieron jueces, en pleitos y corbatas, con pancartas de rechazo a tales acciones.

Bukele parece estar embarcado en un proceso de acumulación de fuerzas para lograr la toma del poder a largo plazo. Sólo así se puede entender que la Sala Constitucional, ya cooptada por el gobierno, emitió una resolución que permitió la reelección inmediata de los presidentes salvadoreños. Esa decisión anuló otra de 2014 que prohibió la reelección presidencial dentro de los diez años posteriores a la partida de un líder. De esta forma, Bukele no solo manchó la independencia judicial, sino que la puso a sus pies para asegurar la continuidad. Estas acciones podrían erosionar el nivel de popularidad que aún acompaña al presidente, ya que los salvadoreños ahora comprenden el peligro que representa. No es solo el riesgo que implica el uso de una moneda volátil para los sectores de bajos ingresos, sino también el peligro de tener un dictador en ciernes.


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