Como combatir las chinches y por que vuelven luego de ser casi erradicadas hace 80 años – Prensa Libre
IMÁGENES FALSAS
Las chinches están asociadas con los humanos y han vivido en nuestros hogares durante miles de años. Este diminuto insecto hemiptera es un ectoparásito de color marrón rojizo de unos 5 mm de longitud que se alimenta de sangre humana y otros animales como aves de corral, murciélagos o roedores.
Se les conoce comúnmente como chinches y hay dos especies que afectan a los humanos: Cimex lectularius, más cosmopolita, y C. hemiptera más común en los trópicos y subtrópicos.
Estos insectos fueron un problema de salud pública en todo el mundo, y fueron casi erradicados en las décadas de 1940 y 1950 con el uso generalizado de insecticidas como el DDT.
En los últimos años, han experimentado un resurgimiento espectacular que puede atribuirse a nuevos aspectos de la biología de las plagas y el comportamiento humano, como la aparición de nuevas resistencias a los insecticidas o el aumento de los viajes alrededor del mundo.
¿Qué producen sus picaduras?
Las chinches se alimentan de sangre e inyectan saliva al picar para evitar que se coagule. Algunas personas no reaccionan a las picaduras, mientras que otras tienen reacciones alérgicas que a veces pueden ser graves.
Puede ser difícil distinguir las picaduras de chinches de las picaduras o erupciones de otros insectos.
Las lesiones más comunes incluyen el desarrollo de pápulas (urticaria), a menudo mayores de 1 cm, acompañadas de prurito (picazón) e inflamación que a menudo tienen una mancha roja más oscura en el centro. Suelen ser múltiples y aparecen agrupadas o dispuestas en línea, principalmente en cara, cuello, brazos y manos.

Las heridas por rascarse pueden sobreinfectarse y causar afecciones más graves y difíciles de tratar.
No se sabe que transmitan patógenos a los humanos, pero pueden causar angustia emocional en los afectados, que se manifiesta en ansiedad e insomnio.
¿Cómo verificamos su presencia?
Es importante saber que las lesiones cutáneas y los síntomas que las acompañan pueden aparecer hasta nueve días después de sufridas las picaduras y suelen tardar varios días en su completa resolución.
Si sospechamos que nos han picado chinches, debemos buscar evidencia en la residencia supuestamente infestada que demuestre la presencia del insecto. Echemos un vistazo de cerca al lugar, especialmente las grietas en las paredes, colchones y muebles.
Como prueba indirecta o presunta se debe tener en cuenta lo siguiente:
- La presencia de manchas oscuras (excrementos) alrededor de sus escondites.
- La observación de manchas de óxido marrón rojizo (rastros de sangre) en los colchones y sábanas.
- El mal olor, fétido y dulce, liberado por las secreciones, que se aprecia cuando las chinches son numerosas.
El diagnóstico definitivo o cierto de una infestación se basa en la siguiente evidencia:
- Observación de insectos adultos o ninfas (preferiblemente de noche, cuando las chinches están activas).
- La presencia de exuvias de color amarillo pálido (restos de exoesqueletos vacíos después de la muda).
- El descubrimiento de huevos eclosionados o sin eclosionar.
¿Qué debemos hacer si tenemos picaduras?
El tratamiento tópico para atenuar el picor y una buena higiene para prevenir infecciones secundarias suelen ser suficientes en la mayoría de los casos, aunque en todas las situaciones es recomendable acudir a un especialista para seguimiento y evolución.
Para casos más graves, se pueden necesitar corticosteroides, antihistamínicos o antibióticos sistémicos.
¿De dónde vienen las chinches?
Actualmente, se informa de un número creciente de infestaciones en todo el mundo, lo que dificulta el control. Las casas, los nidos de pájaros y las cuevas de murciélagos son los hábitats más adecuados para las chinches, ya que brindan un refugio cálido y hospedadores para la comida.

En los hogares, se esconden en grietas o hendiduras en paredes, muebles, detrás de papel tapiz, paneles de madera o pinturas, y debajo de alfombras, colchones o ropa de cama. Tienen hábitos nocturnos, por lo que tienden a esconderse durante el día y a ser más activos durante la noche cuando las personas duermen.
El riesgo de encontrar chinches aumenta si pasamos tiempo en lugares con una gran cantidad de huéspedes durante la noche, como hoteles, casas de campo, hospitales o refugios para personas sin hogar.
¿Por qué es tan difícil deshacerse de él?
Las chinches pueden vivir hasta seis meses sin comida y sobrevivir hasta 12 meses sin alimentarse de humanos, atacando aves y roedores.
Los factores asociados con algunas casas modernas, como el aumento de la humedad, la falta de circulación de aire, la limpieza deficiente y los muebles descuidados, también influyen, proporcionando áreas de refugio para las chinches.
Además, el estigma social asociado con las infestaciones de chinches en los hogares puede obligar a las personas a no acudir a los profesionales del control de plagas, lo que contribuye al resurgimiento y la resistencia.
¿Cómo prevenirlos y controlarlos?
Evitar su entrada es la mejor forma de prevenirlos. Un buen saneamiento es el primer paso para controlar una infestación de chinches. Sin embargo, recientemente se han detectado en residencias de ancianos, hospitales, cruceros, cines, el metro e incluso aviones, lo que sugiere que una buena higiene no es suficiente para prevenirlos.
Para su control, lo primero que hay que hacer es confirmar que estamos en presencia de chinches. Se recomienda no utilizar insecticidas domésticos, ya que podrían empeorar la situación y dispersar a los insectos, poniéndolos también en alerta y provocando que busquen nuevos espacios dentro de la casa. En muchos casos, la erradicación requiere más que una visita de un profesional de control de plagas.
Entre los pesticidas disponibles en el mercado, los más utilizados por su seguridad y eficacia son las piretrinas y piretroides, desecantes (ácido bórico), bioquímicos (aceite de neem), pirroles, neonicoticonoides (formas sintéticas de nicotina) y reguladores del crecimiento de insectos.
Para minimizar el uso de pesticidas, el control debe enfocarse en métodos mecánicos, como aspirar y remover o tapar grietas en muebles y paredes. La ropa de cama debe lavarse al menos a 60 ℃. Para infestaciones severas, se pueden usar pesticidas, aunque se debe tener cuidado de permitir que la ropa de cama, los colchones, la tapicería y los muebles se sequen completamente antes de su uso.
Una vez desechados, se debe tener especial cuidado para evitar la reinfestación, especialmente con la introducción de muebles (especialmente de segunda mano) y artículos como ropa, mochilas, equipaje o ropa de cama, donde los insectos pueden viajar haciendo «autostop», dispersándose y repoblación. Nuevos territorios.
* Lucrecia Acosta Soto y Fernando Jorge Bornay Linares son profesores de parasitología de la Universidad Miguel Hernández.
Esta nota se publicó originalmente en The Conversation y se publica aquí bajo una licencia Creative Commons.
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