CONFIDENCIAL: una escuela viva de periodismo
Una de las mejores entrevistas que leí recientemente que llegó a Confidencial, durante mi pasantía en 1999, fue la de Byron Jerez, el poderoso Viceministro de Hacienda y Director General de Ingresos en los años del gobierno de Arnoldo Alemán (1997-2002). .
Se publicó como parte de un especial sobre terrorismo fiscal que hizo famosa a esta figura, así como a la infraestructura legal creada para saquear el tesoro incluso fuera de Nicaragua que está plenamente documentado por el Estado.
Me fue revelado como un signo de la tensión entre el poder y el periodismo, que se da cuando se busca la verdad y el otro, por supuesto, intenta ocultarla. Es como un juego del gato y el ratón, donde el político siempre piensa que es el felino, aunque la verdad sin duda gana al final.
El director de CONFIDENCIAL, Carlos Fernando Chamorro, interrogó luego a un Jerez inquieto y esquivo que grabó la entrevista con sus cámaras de televisión para intimidar al periodista, sobre el dominio de la verdad. Desde el principio, el funcionario quiso convertir la entrevista en un campo de batalla y colocar varias trampas para arruinar la conversación. Respondió algunas veces, aludió personalmente a su interlocutor, se quejó y trató de hacer perder la paciencia al periodista para distraerlo del interés público que lo guiaba.
En estas luchas, Jerez utilizó todas las armas posibles: dichos, explosiones y cinismo. Se refirió a la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro, madre del director de CONFIDENCIAL para reprenderlo. En otro momento se quejó con un fuerte
– «Ideal, solo tú puedes preguntar», y Chamorro respondió:
– «Sí, aquí el periodista que hace las preguntas, soy yo».
– «Bueno», dijo el poderoso funcionario con resignación y continuó la entrevista.
Esta copia impresa todavía está en mi biblioteca. Debe tenerlo si mi memoria no me ha traicionado desde hace más de veinte años y ocupa un lugar preponderante entre los libros y revistas que sumo a la profesión para reflexionar sobre ella y mejorarme cada día.
La revista sobre “terrorismo fiscal” es parte de mi colección de recuerdos que estoy poniendo sobre la mesa ahora que CONFIDENCIAL cumple 25 años. He retomado el trabajo en esta editorial desde finales del año pasado, un periódico digital de pleno derecho, cuando queríamos cubrir la campaña electoral y anunciar el fin de una dictadura por medios pacíficos.
Fue posible en ese momento. Pero luego la represión cayó sobre nosotros y ahora contamos lo que está pasando en el país, cada uno desde donde se sienta más seguro. No pudieron silenciarnos. Entonces, la violencia política, o las amenazas a las libertades periodísticas, no impedirán que podamos hacer una crónica del final de estos días tristes e inciertos de cómo el régimen puede quererlo.
Aunque un cuarto de siglo de historia CONFIDENCIAL puede Esto puede parecer poco largo para algunos, son muchos años de escuela para decenas de periodistas que han pasado por el proceso de escritura. Fue mi primera transformación para mí, cuando finalmente hice televisión, y recientemente agregué la radio como una prueba más de que siempre puedes reinventarte.
El periodismo que ejercemos ahora viene del exilio, luego de los asaltos de la dictadura de Daniel Ortega que colocó a los profesionales independientes como su enemigo durante años, mientras trataba de silenciar a la sociedad nicaragüense utilizando como instrumento el miedo, el último que le queda para sostenerse en el poder.
Todo el periodismo que se hace en nuestro trabajo se construye con técnica y pasión. Esta entrevista a Chamorro en Jerez forma parte de una galería de trabajos cuidadosamente cultivados durante años y que han cumplido una función social en una realidad compleja a lo largo de los años: encuestas, notas equilibradas, crónicas y entrevistas, realizadas por un pequeño equipo.
La exención fiscal ilegal del edificio del Grupo Pellas que ha sido acreditado como inversión turística; y la malversación de fondos a los damnificados del huracán Mitch para la construcción de la terraza de la casa de veraneo de Byron Jerez en Pochomil, denunciada por Oliver Bodán. Las notas políticas, cuidadosamente editadas por Lourdes Arróliga y Roberto Fonseca, las investigaciones sobre la depredación ambiental de Camilo de Castro y los relatos de Daniel Alegría sobre la tragedia de los buzos miskitos en la costa caribeña, transmitidos en Esta Semana. Sé que estos son solo algunos de los elementos de esta publicación sobre mis recuerdos de la década de 2000 y probablemente olvidaré los creados por otros queridos compañeros de viaje en esta maravillosa profesión. A veces fallamos.
Para mí, sin embargo, CONFIDENCIAL siempre ha sido la cara de esos valientes reporteros y editores y de todo el equipo de producción, Juan Carlos Ampié, Valeria Dávila, Ismael López, Iván Olivares, Leonel Gutiérrez (RIP), tanto Ricardos Salgado, Álvaro Navarro, Carlos Salinas, Carlos Herrera y el diseñador Pedro X. Molina. Y si no menciono a los actuales miembros de la plantilla es por motivos de seguridad, comprensible en el contexto de la represión, pero que mantienen tenazmente la calidad periodística de los medios.
Además de periodistas, fuentes CONFIDENCIALES que se arriesgan y comparten lo que pueden hacer con el mismo entusiasmo. Gracias a todos ellos, hemos podido sumergirnos en la oscuridad más penetrante de nuestra historia reciente.
CONFIDENCIAL Estas son también las investigaciones sobre Albanisa que seguí con deleite cuando ya estaba asentado en otros medios y las que tenía que hacer a mi regreso en 2012. Las crónicas sobre la ruta de la droga en el Caribe norte de Nicaragua, la sociedad del canal oscuro de Wang Jing registrado en Hong Kong y criado en Managua, el desfalco de casi un millón de dólares a un negocio familiar propiedad de Francisco «Chico» López -el tesorero de Ortega-, analiza cómo se reformó la Constitución para impulsarlo al poder.
Este diario es también la investigación que demostró el patrón con el que policías y paramilitares atacaron y asesinaron a ciudadanos durante las protestas de 2018 o el de campesinos asesinados que denunciaron la política represiva (y silenciosa) del régimen en el campo. O el del equipo que probó el encubrimiento de las muertes por COVID-19, que recientemente ganó una Mención Especial en el Premio de Periodismo Roche, de la Fundación Gabo.
De todos estos esfuerzos, ya pesar de la represión, lo que finalmente queda es el periodismo y la verdad. Es un gran edificio que el régimen no pudo confiscar como hizo bajo falsas acusaciones con las instalaciones en 2018. Paradójicamente, este despojo se ha convertido en la mejor prueba de una dictadura intolerante a la crítica, corrupto periodismo autoritario y CONFIDENCIAL que resiste. comprometidos con la verdad y la democracia.