El mayor desastre lo provoca la ignorancia - Prensa Libre

¿Cuánto vale una vida? – Prensa Libre

Estoy de viaje y me advierten de la desaparición de un buen amigo. Luego me dicen lo peor, mi buen amigo Raúl Tejada Kroner y su esposa Marila parecen muertos, enterrados en su jardín. No puedo creer lo que escucho. Mil cosas pasan por mi mente. No lo creo, pero lo es. Así que eso fue todo. Una muerte trágica, en su propia casa se mató a tiros y ella se asfixió.

Mientras viajaba, charlábamos. Raúl siempre me anima con comentarios positivos y comentarios divertidos. Casi 60 años de conocernos. Toda una vida. Fuimos compañeros de clase desde el jardín de infancia y estábamos en la misma sección. Éramos amigos dentro y fuera de la escuela. Amigos de la familia. Amigos en los que a veces dejamos de vernos pero cuando nos volvemos a encontrar es como si no hubiera pasado el tiempo. Amigos con los que puedes contar cuando necesites algo. Mis compañeros y yo siempre estamos conmovidos. No hay ningún derecho. No existe el derecho de quitarle la vida a nadie por ningún motivo, y mucho menos de esta manera.

Escribo con dolor, tristeza, rabia, frustración e impotencia. No es que los homicidios no ocurran en el país. De hecho, Guatemala es uno de los países donde la violencia homicida todavía es demasiado alta a pesar de que ha estado disminuyendo desde 2009 cuando tuvimos el pico más alto. Hasta que no te golpea de cerca, no te das cuenta de la magnitud del problema que tenemos en el país. Y este es un problema gigante, uno de los principales problemas. Parece que te acostumbras, día tras día, como si fuera normal y no lo es. No lo es y nunca debería serlo. No podemos aceptar desde ningún punto de vista que la situación continúe así. No sé cuál fue el motivo del asesinato, pero no está justificado por ningún motivo. No quiero especular porque la investigación está en curso. Espero que pronto se sepa lo sucedido y los responsables sean capturados para que puedan ser juzgados y que se les aplique todo el peso de la ley. Pero por mucho que se castigue a los responsables, nada se puede hacer para devolver la vida a Raúl y Marila, o eliminar todo el dolor y sufrimiento que les causaron a sus hijos, hermanos y demás familiares y amigos.

El respeto a la vida es fundamental para que una sociedad se convierta en civil y progrese. Por ello, la vida, la libertad y la propiedad son derechos humanos fundamentales que todo gobierno debe garantizar como principio universal, prioritario. Y si no lo hace, no está cumpliendo su función.

A veces me pregunto si nos damos cuenta del valor de una vida. Una vida vale demasiado, no tiene precio, no tiene precio, es insustituible, insustituible. Una vida no se puede reemplazar. No se puede resucitar a una persona fallecida. ¿Somos conscientes de esto? ¿Estamos enseñando estos valores a nuestros jóvenes? ¿Por qué hay tanta violencia homicida en nuestro país? ¿Dónde fallamos? ¿Qué nos pasa si no podemos reducir los homicidios a tasas similares a las de los países europeos, menos de 1 por cada 100.000 habitantes? Son preguntas que debemos hacernos y reflexionar sobre el comportamiento que tenemos con otras personas de nuestro país. ¿Tratamos a los demás con cortesía, respeto y paciencia? o nos estamos comportando agresivamente? Tantas otras preguntas cruzan por mi mente y muchas quedan sin respuesta, sin saber por qué. Solo sé que tenemos que hacer más para honrar la vida y vivirla intensamente mientras la tengamos.

Aún no he regresado a Guatemala, pero desde aquí extiendo mi más sentido pésame a sus hijos y demás miembros de su familia. Que en paz Raúl y Marila descansen. ¡Hasta pronto, mi querido amigo!


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *