Andrés Manuel López Obrador,

El ataque a la UNAM (desde México)

Las repetidas diatribas de Andrés Manuel López Obrador y algunos de sus colaboradores contra la UNAM sorprenden a muchos, y con razón. Para alguien que, luego de un largo viaje, finalmente pudo egresar de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales; para alguien cuyo gabinete está integrado por una buena proporción de egresados ​​de la Ciudad Universitaria; Para alguien empapado de la ideología de la facultad y gran parte de la Universidad de los años 70 y principios de los 80, es extraño que López Obrador aborde las mismas críticas a CU que dirigió al ITAM y otras universidades privadas.

Como profesor de tiempo completo en la UNAM durante más de un cuarto de siglo, estoy consternado por sus críticas y hasta cierto punto animado. Consternada porque la UNAM a la que se refiere el presidente, con la posible y remota posibilidad de la Facultad de Derecho, no es la que conocía antes de jubilarme en 2008. Y animada porque creo que debería haber un debate sobre el papel de la UNAM en la educación superior en México y en el presupuesto mexicano, pero no en los términos definidos por López Obrador.

Hay un problema con la UNAM: la baja movilidad del profesorado debido a la diferencia de ingresos entre, por un lado, los que llevan más de treinta años enseñando y recibiendo todo tipo de estímulos y, por otro, los que Acabo de ingresar a la profesión docente con sueldos ridículos que no pueden ser compensados ​​por el Sistema Nacional de Investigadores ni por incentivos de ningún otro tipo. También cabe mencionar la ideologización de muchas facultades; la persistencia del gravamen cero y pases casi automáticos para egresados ​​de bachilleratos y facultades de ciencias y letras de la UNAM; la mala preparación de una buena parte de los alumnos, no tanto por que provengan de instituciones públicas -muchos alumnos provenientes de bachilleratos privados se encuentran en una situación similar- sino por la disparidad social no compensada con el acompañamiento de quienes lo necesitan ; y el enorme presupuesto de la universidad, además de la discusión sobre si gastar tanto dinero en la institución. Pero la ofensiva de López Obrador no aportará nada a este necesario debate. Además, las declaraciones del presidente pueden, por el contrario, entorpecer el desarrollo de la discusión, asumiendo que existen condiciones para la realización del debate. Por ahora, parece que la discusión es entre quienes apoyan incondicionalmente a «la máxima casa de estudios» y quienes suscriben las quejas de López Obrador.

Lo que menos entiendo, sin embargo, es la crítica tácita, aunque a veces y hasta cierto punto explícita, de López Obrador al llamado elitismo de la UNAM. Salvo excepciones, la universidad es todo lo contrario, aunque es cierto que los jóvenes egresados ​​de la educación superior siguen representando una minoría de los mexicanos menores de 25 años. Una proporción creciente de mexicanos de 18 años está ingresando a la educación terciaria, pero muy pocos eventualmente se gradúan. López Obrador lo sabe todo. En comparación con las áreas más pobres de México, los estudiantes de la UC pertenecen por supuesto a la clase media, si no a la clase media alta. En comparación con el resto de universidades públicas y privadas del país, sin embargo, no lo son: representan la clase media baja de este universo de más de cuatro millones de estudiantes universitarios.

Ideológicamente, López Obrador debería estar más bien de acuerdo con la “ideología dominante” en Insurgentes Sur. Digo esto no porque esta ideología esté a la izquierda de su gabinete, su equipo de colaboradores o extremistas de Morena, sino porque es mucho más progresista que una buena parte de los estudiantes de las universidades públicas y privadas de Francia. Interior de la República . . Si la definición de neoliberalismo en este punto se amplía hasta tal punto que abarca todo menos el pequeño y compacto grupo de López Obrador, la palabra pierde gran parte de su significado. Así que no he terminado de comprender las razones de su diatriba.

Podría ser una estrategia de conquista de la UNAM de cara al 2023 y del nuevo rector; Puede ser una intuición o un dato de malestar en la universidad al que hay que reaccionar de forma preventiva; O puede ser, como muchos dicen, otra maniobra de distracción. Pero espero que este enorme universo de exalumnos de la UNAM -y los que hoy estudian, enseñan o hacen labores administrativas allí- comprendan que López Obrador los está atacando a todos. A los que han estado allí durante los últimos treinta años, a los que están estudiando allí ahora, y a los que ingresarán a Ciudad Universitaria de una forma u otra.


* Artículo publicado originalmente en Enlace.

En este momento crucial de la historia de Nicaragua, tener acceso a información confiable es más importante que nunca. Por eso, en CONFIDENTIAL, hemos mantenido nuestra cobertura de noticias gratuita y gratuita para todos, sin muros de pago. Este compromiso cívico no sería posible sin el apoyo de nuestros lectores. Por lo tanto, lo invitamos a apoyar nuestro trabajo uniéndose a nuestro programa de membresía o haciendo una donación. Al convertirse en miembro, recibirá productos exclusivos como libros electrónicos, boletines comerciales y archivos digitales históricos. Como donante, le enviaremos un informe anual sobre cómo invertimos su contribución financiera. Gracias de antemano por ser parte de este esfuerzo colectivo para informar a toda nuestra comunidad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *