El camino al desastre político

El camino al desastre político

Respeto a Ramón José Medina. Durante varios años, luego del cese de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), había guardado -hasta ahora- un silencio necesario sobre el futuro político de Venezuela.

Medina, segundo en la MUD bajo Ramón Guillermo Aveledo, criticó duramente a la dirección de la oposición el 29 de septiembre. Lamentó que la oposición no entendiera que tendría que llegar a acuerdos para llegar a candidaturas unitarias y consideró que las elecciones del 21 de noviembre serán «un desastre» porque no ganarán ningún gobierno.

La fragmentación de la oposición, alentada en algunos casos por el propio chavismo y en otros casos produjo una especie de guerra de ego entre las direcciones democráticas, incapaces de sentarse a la misma mesa para debatir una estrategia común, acabará consolidando al chavismo como la primera fuerza política, a pesar de su impopularidad.

No lo dijo explícitamente, pero las preguntas de Medina fueron dirigidas al llamado G-4, que de hecho asumió el liderazgo de la oposición, sin tener una estrategia homogénea o mínimamente consensuada. Las elecciones municipales y regionales se anunciaron con mucha antelación, pero prevaleció la inercia y la falta de coordinación. El G-4 está integrado por los partidos Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo.

La dirigencia no entendió que en estas elecciones lo importante era reconectar con la gente, aprovechar la campaña para reunificar la política y galvanizar el descontento. En cambio, tenemos un torneo de egos mezquinos y disputas. No hay acuerdos y si se concluyeron más tarde no se respetan, se han impuesto aplicaciones en algunos lugares.

En general, se evitó acudir a una consulta ciudadana de tipo primario que hubiera ayudado de dos formas. No solo para elegir una candidatura unitaria, sino para reconectar a la gente con la dinámica política. Como señalamos en un artículo anterior, los líderes de la oposición tampoco lograron explicar por qué fracasó el cese de la usurpación y pasaron a una etapa electoral con Maduro en el poder.

Además, la catástrofe predicha por Medina se producirá durante las elecciones que tendrán mejores condiciones electorales en muchos años. Después de 15 años, por ejemplo, habrá una misión de observación electoral de la Unión Europea en Venezuela.

El regreso de la observación electoral técnica e independiente a las elecciones en el país luego de una década y media es un avance político significativo, una época en la que el Consejo Nacional Electoral (CNE), cooptado por el chavismo, solía invitar a países aliados.

El compromiso asumido por Venezuela de que la UE producirá un informe final y que será público es un aspecto trascendental. La UE, que tiene la experiencia y la imparcialidad, debe entregar un informe final cuyas recomendaciones serán muy importantes para las futuras elecciones en Venezuela.

Para la doctora en ciencias políticas, Ingrid Jiménez, a quien consulté sobre el tema, con el giro que han dado los principales actores de la comunidad internacional involucrados en la crisis venezolana (Washington, Ottawa y Bruselas), la oposición encontrará en el informe, a partir de este 2021, de las claves de las demandas y las condiciones que se deben reclamar y negociar con las elecciones presidenciales de 2024 en mente.

Para el chavismo, todo esto, mientras tanto, es un reconocimiento a la status quo, sobre quién tiene el poder en el país. Ni Estados Unidos, Canadá ni Europa Occidental hablan ahora de la necesidad de sacar a Nicolás Maduro del poder. Todo este proceso pone en una posición incómoda a quien se suponía que iba a liderar la transición democrática en 2019, el ahora exdiputado Juan Guaidó.

A esto se suma lo que también predice Jiménez. Si no hay un giro en la estrategia actual de la oposición, un cambio positivo y corto en el impacto, el gran ganador el 21 de noviembre será el chavismo.

“La oposición democrática no está en su mejor momento. Hay diferentes posiciones y visiones sobre cómo imaginan y ejecutan estrategias para lograr el cambio político ”, dice el doctor en ciencias políticas.

“La oposición venezolana acude a las elecciones totalmente dividida. El CNE devolvió el carnet de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), que fue muy emblemático de la unidad, pero en la actualidad, para registrar las candidaturas, no se ha encontrado un acuerdo político real. No hay una estrategia unitaria para el 21 de noviembre ”, condenó Jiménez.

Si bien alrededor del 50% de los votantes vota, dada la combinación de desinterés, rechazo de las élites políticas (tanto oficiales como de oposición) y preocupación por lidiar con la crisis humanitaria y su impacto en todas las familias, la gente decide qué comer, es muy posible que el chavismo resulta ser el ganador, siendo en realidad la primera minoría.

Puede resultar paradójico, pero es un escenario muy probable. Por primera vez en 15 años, una elección en Venezuela gozará de un amplio y libre control por parte de la UE, pero de cara a estas elecciones la oposición democrática podría experimentar una rotunda derrota, con la que el chavismo podría salir legitimado y fortalecido.


* Artículo publicado originalmente en El estímulo.

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