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El Estor, símbolo del país – Prensa Libre

Todo es símbolo. Una estatua volcada tendría poca importancia si no fuera por el hecho de que simboliza algo, tanto para quienes condenan su caída como para quienes la derriban. Quiero usar lo que está sucediendo en El Estor, Izabal, como símbolo del país. Empiezo con un gráfico de pobreza total en El Estor, construido con datos proporcionados en 2002 por Segeplán, en 2011 por INE y en 2018 por Mides, utilizando diversas metodologías de medición como la de Hentschel, Lanjouw y Poggi; información del censo combinada; y la prueba de Proxy Means. ¿Lo que veo? Tres barras: la primera corresponde a 2002 e indica el 68,5% de la pobreza total; el segundo, de 2011, presenta el 82,4% de la pobreza total; el tercero, de 2018, con una cifra que aumenta hasta el 89,0%. Esto significa que la presencia de la empresa minera en el período más reciente (alrededor de 15 años), no ha reducido la pobreza en esta región como se conoce ampliamente a quienes la defienden, sino todo lo contrario: la ha profundizado. Para probar si es un símbolo del país, basta con leer los indicadores sociales del resto de Guatemala.

Los símbolos nos ayudan a entender mejor las cosas. Lo que está sucediendo en El Estor es un problema de larga data, un fiel espejo de cómo se dan las relaciones de poder en Guatemala en medio de un continuo histórico de corrupción, violencia y exclusión. Veo fotografías donde hay alrededor de 500 soldados con armas de gran calibre, fuerzas policiales especiales con escudos y armas, helicópteros sobrevolando la zona y botes estacionados en aguas cercanas. Es un sello de guerra. También veo los camiones de la minera Solway circulando libremente, mientras reprimen a una población extremadamente empobrecida. Escenas que no hemos visto debido a la reciente irrupción de cientos de exsoldados que prendieron fuego a vehículos, hirieron a policías y retuvieron como rehenes a más de un centenar de personas en el Congreso, pero que vemos cada vez que una empresa nacional o transnacional necesita el los trabajadores pagados con nuestros impuestos cuidan la puerta y reprimen a los que resisten, hecho que en Guatemala solo trae ventajas directas a sus dueños y políticos corruptos en servicio que reciben, bajo la mesa o entre los tapetes, pago por haber doblado el cuello y velar por su vejez. Todo ello en un contexto de estado de sitio, el más duro de los estados de excepción, que confirma cómo todo se decide en el centro del poder sin cuestionar y cómo se utilizan las fuerzas del Estado para reprimir violentamente, en los márgenes, a quienes cuestionan los designios de esta alianza corrupta y criminal.

En otra foto, el cuerpo magro y cansado de un hombre de 86 años con mochila al hombro, camisa y pantalón gastados, acusado por la PNC y el diputado de haber participado en la manifestación contra la empresa minera. A su lado, dos hombres armados, bien comidos y bien vestidos, de la Policía lo retienen como peligroso criminal. Cuadro más claro del ejercicio de la ley (sin justicia) en Guatemala, imposible. La asimetría en números, tamaño, armamento y fuerzas es un claro indicador de esta dinámica desequilibrada, que deja un rastro de muerte para una empresa minera que está legalmente suspendida, pero que sigue operando. Esto se suma a la compra de jueces que tuercen la justicia a favor de la mía. De lo contrario, que lo digan las familias de los tres estudiantes de la UVG que murieron allí hace diez años.

¿Quién querría que contaminen el agua que beben sus hijos y que es fuente de trabajo, o que revienten su patio y los echen de su casa solo porque encontraron un metal precioso? La minería tiene que salir de Guatemala porque, como industria, no nos dejó nada y nos quitó mucho. Hay mejores. ¿Qué significa la imagen de un bosque devastado y un enorme tubo por donde sale agua de color óxido? ¿Es el símbolo del ecocidio o el de las cuentas bancarias de más de seis dígitos en paraísos fiscales? Es todo. El Estor es un símbolo del país y está lejos de la capital, porque en Guatemala todo está lejos: justicia, dignidad y pan.


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