Ética en la gestión pública

«El que mata el hierro …»

“Años después, el Dr. Arnulfo Arias sufrió varios retrocesos, a pesar de ser un líder con gran apoyo popular. La ironía de la vida o como dice Rubén Blades: «la vida te depara sorpresas».

El primer golpe de Estado se produjo el 2 de enero de 1931, liderado por el grupo «Acción Comunal», que derrocó al gobierno constitucional presidido por el ingeniero Florencio Harmodio Arosemena, quien triunfó en las elecciones generales celebradas en el país en 1928.

“Acción Comunal” estaba conformada por jóvenes que luchaban contra la falta de empleo y el hambre que afectaba a muchos panameños.

«Acción Comunal» contó con el apoyo de una multitud que rodeó todo el Palacio Nacional de Gobierno e incluso, en un operativo muy arriesgado, que resultó muy exitoso, incluso ingresó a las instalaciones presidenciales a través de las oficinas del Banco Nacional, que colindaba entonces con la sede del gobierno. Este trabajo fue dirigido por el joven Dr. Arnulfo Arias.

El presidente Arosemena, intercambió opiniones con diversos dirigentes políticos, entre ellos los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, luego aceptó que, dadas las circunstancias y al no contar con el apoyo popular que necesitaba, no tenía otra actitud que esta separación del cargo para evitar la matanza.

Como solución, se aceptó el nombramiento del Dr. Harmodio Arias, quien había sido uno de los líderes del movimiento opuesto al gobierno. Con este encuentro llegaron a su fin varias horas de gran convulsión nacional. El presidente Arosemena hizo pública su breve carta de renuncia en la que manifestó lo siguiente: “Obligado por circunstancias excepcionales de orden público, me veo en la necesidad, mediante esta comunicación, de presentar una renuncia irrevocable al cargo de Presidente de la República cuyo gente a la que me honró durante las elecciones de 1928.

L’action contre le président déchu a si profondément blessé son esprit qu’il a demandé aux membres de sa famille de n’accepter aucun hommage qu’il souhaitait lui rendre en tant que président de la République au moment de sa mort – survenue à Nueva York. . Sus restos fueron llevados a Panamá y su vigilia se realizó en la Iglesia de Santa Ana.

Años más tarde, el Dr. Arnulfo Arias fue víctima de varios retrocesos, a pesar de ser un líder con gran apoyo popular.

La ironía de la vida o como dice Rubén Blades: “la vida te depara sorpresas”.

Con los hechos que involucraron al Dr. Arias, el dicho «el que mata el hierro …» vuelve a ser cierto.

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