Un informe reciente de la consultora Asesor global de IPSOS (Sensación de un sistema roto en 2021: populismo, antielitismo y nativismo, Agosto de 2021) proyecta un panorama global preocupante, particularmente crítico para América Latina. Los principales hallazgos muestran una creciente sensación entre los ciudadanos de que el sistema está roto, que la principal división en nuestras sociedades es entre los ciudadanos comunes y la élite política y económica, que la economía está amañada a favor de los ricos y poderosos, que los partidos políticos y a los políticos no les importa la gente corriente y que los migrantes pongan en peligro la identidad nacional. Más de 19.000 personas fueron encuestadas en 25 países de todo el mundo, incluidas las seis principales economías de nuestra región: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú. La noticia que surge del estudio no es buena porque el resultado promedio de la percepción de los ciudadanos latinoamericanos sobre el estado de la democracia es significativamente peor que el promedio mundial.
De este estudio surgen tres actitudes principales: populismo, sentimiento anti-élite y nativismo; Si bien los sentimientos ya estaban presentes en América Latina antes de la pandemia, se vieron reforzados por la debacle socioeconómica desencadenada por el COVID-19 y que representan una combinación tóxica que erosiona la legitimidad de la democracia, deteriora su calidad y la debilita. sus enemigos.
Panorama regional comparativo
La primera información a destacar de esta encuesta es la prevalencia de un alto pesimismo sobre la situación en el país. Cuatro de los cinco países que más consideran que “el país está en declive” son de América Latina: Brasil, 69%; Chile, 68%; Argentina, 68%; y Colombia, 67%.
La sensación de que la sociedad está fracturada también es mayor en América Latina (64%) que a nivel mundial (56%). Los cuatro países donde los ciudadanos perciben que el sistema está más fracturado y más alejado de sus realidades y necesidades también son latinoamericanos: Colombia, Perú, Brasil y Chile.
La mala imagen de los políticos y su desconexión con la ciudadanía se refleja claramente en el estudio. El 81% cree que los políticos siempre terminan encontrando la manera de proteger sus intereses y el 72% cree que la élite política y económica no se preocupa por los trabajadores. El rechazo a los partidos y políticos tradicionales en la región también supera el promedio mundial de 68%, alcanzando una alarmante tasa de 85% en Colombia y 84% en Chile. No es casualidad que en estos dos países se hayan producido recientemente protestas sociales masivas contra los gobiernos, el modelo económico actual, las fuertes desigualdades, la mala calidad de los servicios públicos y la falta de oportunidades, especialmente para los jóvenes. La crisis de la representación política también es evidente. El 60% de los encuestados dice que las cuestiones políticas más importantes deben ser decididas directamente por el pueblo a través de referendos y no por los funcionarios electos.
Otro aspecto a destacar es la demanda de líderes fuertes que estén dispuestos a romper las reglas (44%) y que “le quiten el país a los fuertes y poderosos” (64%). El resultado de Brasil es particularmente preocupante, donde el 61% de los encuestados apoya esta solicitud de un líder antidemocrático mientras que solo el 20% la rechaza. Actualmente, Chile, Hungría, Colombia y Perú lideran el ranking mundial del Índice de Populismo IPSOS.
Estos últimos hallazgos son particularmente graves por dos razones. Primero, la experiencia de América Latina con las diversas olas populistas de los siglos XX y XXI no ha sido positiva. De cualquier manera, estos líderes han tenido como resultado una democracia más pobre y un estado de derecho debilitado. Y, en segundo lugar, la experiencia reciente de las elecciones peruanas, donde las dos opciones más radicales -derecha e izquierda- han llegado a segunda vuelta, da la alarma de que se abrirá el superciclo electoral -que acaba de comenzar y continuará hasta 2024-. las puertas a una nueva ola de gobiernos populistas y / o autoritarios, fuerte polarización y mayor inestabilidad.
Un tercer sentimiento negativo que surge del estudio es el aumento del nativismo y la xenofobia entre poblaciones y líderes. Colombia y Perú lideran el ranking de nativismo y rechazo a la inmigración a nivel regional. Los ciudadanos interrogados de estos dos estados consideran que su país sería más fuerte si se detuviera la inmigración y que en términos de empleo, la contratación de nacionales debería ser una prioridad.
Este es un tema de particular importancia para América Latina, ya que históricamente ha sido una región receptiva para los migrantes. Durante la última década, se ha producido una migración forzada de poblaciones dentro de la región pero también hacia Estados Unidos y Europa. ACNUR (2021) estima que 5,6 millones de venezolanos han tenido que abandonar sus hogares, el 80% de los cuales han llegado a otros países de América Latina. Asimismo, impulsados por la escalada de violencia y la falta de oportunidades, cientos de miles de nicaragüenses y centroamericanos han emigrado y continúan emigrando.
Democracia amenazada
El informe IPSOS es una llamada de atención al peligroso aumento de tres fenómenos negativos: populismo, antielitismo y nativismo, que, si no se abordan adecuadamente y a tiempo, podrían conducir a niveles crecientes de polarización e inestabilidad, complicando la gobernanza y aumento del riesgo político.
El deterioro de los indicadores socioeconómicos en los últimos años y la erosión de los principios democráticos ya han permeado los ciudadanos, que desconfían de los partidos tradicionales y están hartos de las desigualdades, la corrupción, la violencia y la falta de oportunidades, exigen que sus gobiernos den soluciones rápidas a sus demandas. La falta de una respuesta rápida y eficaz a estas solicitudes presagia una nueva ola de protestas sociales.
En resumen, los resultados de esta encuesta muestran que los sentimientos populistas, disidentes y xenófobos triunfan sobre las ideologías y presentan niveles cada vez más altos e inquietantes de aceptación social. También sugieren la urgente necesidad de recuperar la confianza pública en la política y sus instituciones; avanzar hacia una democracia de nueva generación que sepa escuchar y producir resultados; y formar una ciudadanía y un liderazgo firmemente comprometidos con los valores democráticos, el pluralismo y la tolerancia.
*Director regional. IDEA internacional