El mayor desastre lo provoca la ignorancia - Prensa Libre

El talento florece a pesar de la oscuridad – Prensa Libre

Guatemala es un país de contrastes dramáticos e incluso trágicos. Su población es predominantemente joven, pero gran parte de este dividendo demográfico sufre de desnutrición crónica, educación deficiente, violencia dentro y fuera del hogar y falta de oportunidades. El país tiene un sistema constitucional democrático, pero los funcionarios electos gritan promesas electorales y una vez en el poder se dedican a defender sus intereses particulares, sin vergüenza de evidentes conflictos de interés, transferencias de favores y pactos oportunistas hasta una nueva elección.

Hay diputados que se jactan de venir de provincias o del sector migrante, pero ya en la sede no notamos que están defendiendo los intereses de las comunidades que los han apoyado. Algunos pertenecen a comisiones legislativas para las que no tienen la menor preparación y contratan asesores que tampoco la tienen, pero que son amigos, familiares o recomendados. Es patético observar las elevadas dietas de los miembros del Congreso que no asisten a las sesiones o que incluso deberían ser investigados por sus vínculos con empresas turbias, como los contratos anormales del ‘Insivumeh, pero la fiscalía no emite solicitudes previas al juicio con la misma celeridad en todos los casos, lo que evidencia imprudencia o discreción.

Se aprueban presupuestos de gasto cada vez más voluminosos, con la inevitable fuerte dosis de endeudamiento, sin avances reales en la lucha contra el hambre, sin mejora sustancial en la calidad de las infraestructuras viarias, sin innovación en el planteamiento de los planes de desarrollo humano integral sostenible. Pero la deuda se acumula a expensas de los que quedan.

Es en este entorno oscuro, arrogante y opaco donde son particularmente brillantes los triunfos de hombres y mujeres que se han dedicado durante años a cultivar la excelencia deportiva, artística, intelectual y comercial. Sus méritos son encomiables solo por su constante ejercicio de creación, renovación y dedicación a sus fines personales, muchas veces sin más apoyo que el de sus allegados o en ocasiones en medio de severas limitaciones.

La semana pasada fue particularmente rica en las hazañas de los guatemaltecos: las medallas de plata en los campeonatos mundiales de patinaje de Colombia y en el Bowling de Dubai, además del reconocimiento Grammy Latino otorgado ayer al cantautor Aroddy, originario de Chiquimula y cuya producción Ya me vi fue premiada en la categoría de mejor álbum cristiano. Es un logro inmenso que no solo hace la historia de la obra musical del país, sino también un testimonio de la perseverancia y la búsqueda de la excelencia sin excusas. El espíritu magnánimo del artista se refleja en la frase: «Guatemala, este Latin Grammy es para ti, para todos los emprendedores que se despiertan cada día creyendo en su sueño», expresó minutos después de ser galardonado con la Academia de la Grabación de Estados Unidos.

Los guatemaltecos honrados que se esfuerzan día tras día por construir un futuro mejor para sus hijos representan la esperanza de una transformación tan esperada. Por encima del doble discurso electoral, las exigencias de los funcionarios que quieren elogios solo por haber cumplido con su obligación, están la lucidez y los valores de una ciudadanía digna y proactiva. Los recientes triunfos son el preludio de un futuro sin pactos oscuros y perentorios.


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