¿Es relevante comunicarlos a los menores?  - Prensa Libre

¿Es relevante comunicarlos a los menores? – Prensa Libre

En familia, los problemas de los adultos también pueden ser los de los niños o menores del hogar. Especialmente cuando se trata de situaciones constantes que los niños o jóvenes tienden a notar, incluso si no comprenden completamente de qué se trata.

los crisis son nuevas situaciones internas o externas que generar incertidumbre en las estructuras mentales y emocionales, según Silvia Cordón, psicóloga clínica especializada en psicoenergía y espiritualidad.

Los cambios en los planes emocionales y mentales a nivel familiar que desencadenan una convulsión pueden ocurrir en situaciones como Problemas económicos, rupturas de pareja, enfermedades, peleas interpersonales con miembros de la misma familia o con otras personas, enfrentarse a la muerte, Entre otros.

La psicóloga Silvia sostiene que sean cuales sean las razones que las favorezcan, las convulsiones pueden conducir a momentos de estrés, pánico, ansiedad, depresión e incluso problemas de salud en adultos.

El especialista señala que estas situaciones son generalmente obvios para los niños, ya que estos puede ser consciente de los efectos secundarios que experimentan los adultos, y también, Entienden que hay algo nuevo que ha cambiado la dinámica de la casa.

“No hay secretos para el cerebro. Cuando hay algo en una familia que no se cuenta a nivel consciente y que parece ser un secreto, el cerebro de los niños lo capta a nivel consciente. Saben que hay algo escondido ”, explica Cordón.

No saber la difícil situación por la que atraviesan los adultos puede afectar a los más pequeños, ya que genera desconfianza, enfado e inestabilidad. Estos incluso pueden manifestar signos físicos como fotos de enfermedades.

Otros síntomas comunes que pueden afectar a los niños cuando su familia atraviesa una crisis tienen que ver con cambios repentinos en el comportamiento, problemas de pareja, desmotivaciones y bajo rendimiento en estudios. “Son manifestaciones o alarmas de que algo no está claro en su vida”, explica Silvia Cordón.

La importancia de comunicar las convulsiones a los menores

La psicóloga clínica también Mónica Franco coincide con Silvia Cordón, al mencionar que Los problemas familiares deben ser conocidos por todos los miembros.. Los dos psicólogos señalan que muchas veces los adultos creen que al mantener en silencio las convulsiones no preocuparán a los demás miembros, pero podría ser más dañino.

Las ventajas de compartir crisis entre adultos y menores son fortalecer la unidad familiarporque cuando comunican la verdad a los niños, puede llevarlos a todos los miembros se sienten en la misma línea y acompañados de un problema común.

Ser transparente sobre la situación ayuda construir resiliencia. Monica Franco destaca que esta capacidad para superar situaciones desfavorables puede ayudar a los niños a saber que no todo será perfecto en la vida, y que es necesario tener un actitud positiva, aunque sea caro afrontar lo sucedido.

Eventos como cambios de comportamiento o desmotivaciones pueden afectar a los niños ante una crisis familiar. (Foto de prensa gratuita: Shutterstock)

Comunicar crisis, agrega Franco, puede ayudar los niños tienen más contexto e información sobre cómo pueden comprender y experimentar el evento. Para lograr esto, es necesario que Los padres también asumen la responsabilidad de mantenerse a sí mismos y a sus hijos.

En particular, agrega el psicólogo, Dar publicidad a los problemas puede fomentar la confianza y la transparencia de los niños con sus padres., ya que han demostrado su utilidad en la comunicación de los hechos, aunque sean difíciles.

Mónica señala que a pesar de que las situaciones negativas las comunican los padres o tutores, Estos pueden generar rechazo o shock en los niños por la magnitud de los hechos. Reacciones como puede ocurrir enojo, tristeza o cambios de emociones.

Por ello, Mónica y Silvia destacan la importancia de cómo se comunican las situaciones críticas. A continuación, se ofrecen algunas recomendaciones para lograrlo:

  • Organice una reunión con los niños: En esta reunión debe prevalecer el tema de la crisis momentánea. Para remediar esto, los psicólogos recomiendan que los adultos utilicen palabras sencillas y las expresen con claridad, empatía y calma, ya que esta es una situación difícil.
  • Considere su madurez emocional y edad: Si los niños son de edades consecutivas, es recomendable contarles a todos sobre la situación juntos. Si hay algunos que no pueden entenderlo también, se sugiere hablar con ellos por separado y explicarlos con palabras o ejemplos más simples.
  • Comunicarse con empatía: Una buena opción para los padres es hablar de las noticias negativas como algo que los pilló desprevenidos, como probablemente ocurrirá con los niños. Es importante respetar el tiempo que los niños toman para procesar los hechos, así como para validar sus reacciones y sentimientos.
Hablar de crisis promueve la transparencia, la confianza y la unidad.
El objetivo de comunicar las crisis familiares a los niños es mantener en la mayor medida posible la unidad entre quienes constituyen el núcleo. (Foto de prensa gratuita: Shutterstock)
  • Pregúnteles a los mineros qué saben o entienden sobre lo que está sucediendo: Esto permitirá que los adultos escuchen de primera mano cómo los menores perciben los eventos recientes para tener una idea de su perspectiva y también herramientas que pueden usarse para hacer frente a los eventos juntos.
  • Sea honesto: Muchas veces, para evitar el dolor, algunos adultos mienten o no cuentan toda la historia. Deben expresarse de forma clara y con ejemplos que los más pequeños puedan entender. Esto generará confianza y transparencia. No se recomienda dar falsas esperanzas o decir que las cosas cambiarán si no está seguro.
  • Evite detalles innecesarios: Dado que estos no son eventos tan agradables, es relevante que los adultos se reserven detalles que, en aras de la madurez, los niños no pueden comprender.
  • Adopte una actitud optimista: Aunque es una situación difícil, debes intentar ver las cosas desde una perspectiva transformadora y optimista. Hay que alimentar la esperanza y hacer que los niños y jóvenes vean que la situación se puede superar en unidad y con las herramientas que los adultos consideren relevantes.

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