Generación Bicentenario – Prensa Libre
Existe abundante y abrumadora evidencia científica que indica que en la infancia, desde el embarazo hasta los 6 años, se sientan las bases de todo su desarrollo para el resto de sus vidas. Al nacer, el bebé tiene cien mil millones de neuronas, un número equivalente a todas las estrellas del universo. Gradualmente y rápidamente, se están formando nuevas conexiones neuronales en sus cerebros a una velocidad asombrosa, más de un millón por segundo, una velocidad que nunca más se repetirá. A los 3 años, se desarrolla el 80% del cerebro. Entonces, los primeros años de vida, también conocidos como la primera ventana de oportunidad, pueden moldear el futuro de un niño. Solo tenemos una oportunidad para hacerlo bien.
A pesar de esta evidencia, demasiados niños se ven privados de tres elementos esenciales para el desarrollo del cerebro: «comer, jugar y amar». No tomar medidas no es una opción. La falta de atención a los niños en sus primeros días y meses afectará su capacidad para desarrollar todo su potencial, tener mejor salud, aprender, tener un mejor trabajo, ser felices. No actuar ahora también tendrá repercusiones en las familias de los niños, sus comunidades e incluso en el país en su conjunto, perpetuando el círculo vicioso de la pobreza.
El desarrollo del potencial de niñas y niños no se detiene ahí. La adolescencia, entre los 12 y los 17 años, es también un período crucial para el desarrollo del cerebro, durante el cual aumenta la velocidad de conexión de las redes neuronales entre sus diferentes áreas. Durante este tiempo, el cerebro terminará de asentarse por completo. Como si de una computadora se tratara, en la adolescencia, el cerebro actualiza por completo su software, para adaptarse al entorno y estar listo para funcionar durante el resto de la vida adulta. Por ello, a esta etapa se la denomina la segunda ventana de oportunidad, en la que los adolescentes asimilan el aprendizaje con mayor rapidez, establecen los principios de la edad adulta y adquieren las habilidades imprescindibles para alcanzar su máximo potencial.
Aprovechar el potencial de la primera infancia y la adolescencia es fundamental para el futuro de Guatemala. Hoy el país tiene la enorme, única e histórica oportunidad que ofrece la generación joven actual, también conocida como el bono demográfico.
Este bono demográfico viene dado por el porcentaje mayoritario de la población joven, entre 0 y 24 años, que actualmente comprende a seis de cada 10 habitantes del país (2019). Esta joven generación se reducirá a solo tres de cada diez habitantes para 2060.
Para aprovechar este bono demográfico, en particular en la primera infancia y la adolescencia, el país debe invertir de manera progresiva e integral en las áreas fundamentales del desarrollo de la niñez, la adolescencia y la juventud: salud, nutrición, atención, aprendizaje temprano, acceso a la educación y protección. .
Será la base de una nueva generación de niñas y niños, hombres y mujeres bien alimentados, con salud y educación, ciudadanos prósperos, comprometidos con el desarrollo del país, líderes que conduzcan a Guatemala hacia una sociedad más justa y equitativa.
En este día de la niñez y la adolescencia, desde Unicef hacemos un llamado a toda la sociedad a exigir y participar activamente en la promoción de esta generación bicentenario, y así generar cambios profundos y duraderos para el futuro del país, desde la niñez.
* Representante de UNICEF en Guatemala