La gestión de activos intangibles se traduce en valor de mercado – Prensa Libre
Hace unos días se celebró en Madrid la jornada anual de Excelencia Corporativa, una organización empresarial «aceleradora de la innovación, la formación y el conocimiento en materia de reputación, marca, comunicación, sostenibilidad y desarrollo». Intangible.
Más de 500 profesionales de diferentes partes del mundo asistieron a la conferencia, presencial y online, quienes, desde diferentes posiciones y funciones, se encargaron de hacer tangible lo intangible.
Este año, en conmemoración de su décimo aniversario, Corporate Excellence invitó a un grupo de líderes empresariales a abordar temas relacionados con la reputación y el riesgo, la inteligencia social y los asuntos públicos, la comunicación y sus métricas, el propósito y la alineación de las marcas.
El creciente interés de la comunidad empresarial por el valor de los intangibles en la sostenibilidad del negocio y la necesidad de gestionarlos adecuadamente es muy positivo.
La reputación, suma de confianza, admiración y respeto, es una concesión que nos hacen los demás, de exterioridad, fruto de lo que somos, hacemos y decimos.
El valor de los activos intangibles sigue creciendo, aumentando la necesidad de aprender a gestionarlos. Ángel Alloza, consejero delegado de Excelencia Corporativa, subraya que “hoy, más del 50% del valor y el riesgo de las empresas reside en los activos intangibles (…) Standard & Poor’s lo sitúa en el 90%.
Cuanto más rápida sea la velocidad de transformación de las organizaciones, mayores serán los activos intangibles, ya que se convierten en un activo con valor de mercado.
La economía de los intangibles se manifiesta en el escrutinio más profundo que los consumidores, clientes, inversores y reguladores, por citar a algunos agentes sociales, hacen con las empresas. Por tanto, la empresa debe ser capaz de escucharlos, conectar con lo que les importa e intentar solucionar sus problemas y satisfacer sus necesidades.
La reputación de una organización será buena o mala en función de su capacidad para cumplir con los compromisos que asume, de acuerdo con un propósito, y generar confianza, apreciaciones que deben ser evaluadas, medidas y gestionadas sistemáticamente.
Estudios recientes han encontrado que los millennials y los centennials se están convirtiendo rápidamente en el motor económico del mundo y que sus comportamientos de uso y consumo expresan una preferencia por las marcas que tienen un punto de vista y representan algo significativo y significativo.
Las organizaciones de mayor reputación se construyen en torno a un gran objetivo institucional, que va más allá de escribir una misión y una visión. Siendo firme, auténtico y legítimo, genera una identificación en la población y despierta el interés de diversos sectores; genera sinergias internas (directorio y empleados) y externas (con los grupos de interés y el mercado). Cuando el objetivo existe, las experiencias muestran que la valoración de la marca se multiplica exponencialmente.
Alinear los objetivos dentro de la organización es un ejercicio de coherencia que afecta directamente su rentabilidad, ya que fomenta embajadores de marca más empoderados e inspirados para representarla con dignidad.
El propósito naturalmente provoca relaciones y oportunidades para la interacción, ya que se convierte en un motivo para cultivar la confianza y construir una reputación.