Las «sanciones» a las redes sociales en el régimen de Ortega-Murillo
Esto es lo que produjo la noticia del borrado de 937 cuentas de Facebook, 140 páginas, 363 cuentas de Instagram, además de un número impreciso, aunque elevado, de cuentas de Twitter. Las restricciones no terminaron ahí, también se cancelaron 82 canales de YouTube y tres blogs, pero ¿qué implicaciones para los derechos humanos tiene el cierre de la “granja de trolls” del régimen de Ortega-Murillo?
Más que irónico, sería descarado que el régimen o sus portavoces invoquen la censura tras ser responsables de haber buscado la impunidad en el asesinato del periodista Ángel Gahona; saquear y ocupar dos veces equipos e instalaciones CONFIDENCIALES; ocupar los equipos e instalaciones de 100% Noticias, y detener en dos ocasiones a su dueño Miguel Mora; desmaterializar La Prensa y encarcelar a su director general; perpetuar innumerables ataques a periodistas independientes en Nicaragua; enviar a innumerables periodistas al exilio forzoso; y negar el acceso del país a la prensa internacional. Pero el cinismo del régimen, así como su intención de perpetuarse en el poder a toda costa, no tiene límites.
¿Hay censura en la cancelación de la «granja de trolls» del régimen de Ortega-Murillo? Claro que no, para que haya censura, primero debe haber un ejercicio legítimo de la libertad de expresión y el uso coordinado de las redes sociales para descalificar y estigmatizar a los opositores o difundir la propaganda de un régimen criminal. La libertad de expresión incluye el derecho universal de cualquier persona o medio de comunicación, a buscar, recibir y difundir información o ideas por cualquier medio, la expresión por cualquier medio comprende naturalmente el uso de las redes sociales.
La libertad de expresión es un derecho oponible al poder y, por tanto, el poder no puede reclamar como libertad de expresión la manipulación de las redes sociales mediante una acción coordinada que busca insultar a los opositores y difundir artificialmente la propaganda del régimen. De hecho, la cancelación de estas «granjas de trolls» es una medida compatible con los estándares internacionales de libertad de expresión, ya que la dimensión colectiva de la libertad de expresión (el derecho de una sociedad a estar informada) l La existencia de una «granja de trolls» menoscaba el derecho de una sociedad a estar informada, al tiempo que distorsiona la pluralidad de medios y la diversidad de contenidos. En otras palabras, la existencia de «granjas de trolls» obstaculiza deliberadamente el libre flujo de ideas e información a la que la sociedad en su conjunto tiene derecho a acceder.
Pero la cancelación de esta «granja de trolls» también está en consonancia con un derecho humano emergente, el llamado derecho al olvido digital. El derecho digital al olvido es aquel que ayuda a una persona a solicitar a los gestores de motores de búsqueda que eliminen su nombre de la lista de resultados, cuando aparece asociado a información publicada en páginas web de terceros con contenido que ya no es relevante, necesario o adecuado. , de conformidad con lo establecido por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en sentencia C-131/12 de 2014.
La «granja de trolls», como todas las acciones del régimen, pretende contribuir a su perpetuación en el poder, por lo que el uso de estos para descalificar, estigmatizar y abusar de las voces críticas de la oposición fue otra vía. Por tanto, la cancelación de esta «granja de trolls» promueve el derecho al olvido digital de quienes han sido víctimas de difamación por parte del régimen.
Finalmente, las redes sociales se han convertido en el vehículo para superar la censura oficial impuesta por el régimen de Ortega-Murillo en Nicaragua y en uno de los más importantes aliados de la lucha blanquiazul, la anulación de la «granja de trolls» del régimen Más de un Golpe al régimen y su propaganda poco creíble, es el apoyo del pueblo nicaragüense en la lucha por su libertad. También es un mensaje contundente de las redes sociales que conectan a la mayoría de la población mundial y le dicen a un régimen miserable que no tienen derecho a usar sus redes sociales para negar que están asesinando, torturando, encarcelando, censurando y reprimiendo a la gente.
* Maestría en derechos humanos