Los útiles rehenes de Daniel Ortega
Daniel Ortega se encontró más débil y desacreditado que antes con el simulacro electoral del 7 de noviembre. Ahora se enfrenta no solo a un mayor aislamiento, sino también a nuevas presiones y sanciones internacionales.
Los más decisivos serán los de Estados Unidos y la Unión Europea, tanto directos como indirectos, a través de sus votos en organismos financieros internacionales. Pero no descuidemos la capacidad del dictador para reaccionar y manipular para capear la tormenta y permanecer en el poder. Y en su arsenal tiene un arma tan poderosa como inhumana: sus rehenes, que también pueden servir como moneda de cambio.
El grupo más visible son los presos políticos, en particular los candidatos potenciales y los líderes políticos, laborales y empresariales encarcelados en los últimos meses. Pero hay otro, aunque mucho más difuso, que también o más importante: la población en general.
La liberación de algunos reclusos, especialmente aquellos que ya no están en riesgo, puede usarse para dar una apariencia de apertura, traer grandes negocios de vuelta al redil, aliviar tensiones y experimentar un nuevo equilibrio que reduce las presiones internas y externas. Es la estrategia de dos (o más) pasos hacia adelante y uno hacia atrás, lo que no cambia los factores estructurales: un buen retorno.
La enorme vulnerabilidad de la población mayoritaria, por otro lado, podría utilizarse para frenar o mitigar acciones internacionales que tendrían un efecto devastador sobre el régimen: un cese en los desembolsos de préstamos e incluso la posible suspensión de Nicaragua del CAFTA-DR., el tratado de libre comercio con Estados Unidos, algo que el Congreso ha pedido al presidente Joe Biden que considere. Alcanzar estos extremos de eficiencia también implicaría un deterioro socioeconómico tan agudo que además de su impacto humano, podría generar una crisis migratoria de enormes proporciones. Esto es motivo de gran preocupación para muchos en los Estados Unidos. Y, por supuesto, nosotros también.
Cómo modular el repertorio de sanciones para generar un impacto y, como ha dicho la UE, «seguir apoyando», o al menos no deteriorar aún más «el desarrollo económico y social de los sectores más vulnerables de la sociedad nicaragüense», es una de las principales desafío. También lo será para Ortega, pero en cuanto a rehenes, su gran y cruel ventaja es que la vida humana no le importa.
Este artículo fue publicado en español en Confidencial y traducido por Havana Times. El artículo apareció originalmente en La Nación.
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