muchos hablan de eso e incluso lo padecen pero no conocen estos datos - Prensa Libre

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La diabetes mellitus es una de las enfermedades no transmisibles de larga duración y de aparición lenta que son comunes en Guatemala. El Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social informó que en 2017 hubo 579 casos de diabetes tipo 2 por cada 100.000 habitantes en Guatemala; Esta cifra puede haber aumentado el año pasado debido a los cambios en los hábitos alimentarios y la actividad física de la población debido a la pandemia.

“La diabetes es una enfermedad provocada por la acumulación o niveles excesivos de glucosa (azúcar) en la sangre, que no solo provoca efectos agudos, sino también complicaciones crónicas que pueden afectar a la visión, la circulación, los riñones y el corazón”, explica Víctor Román. , especialista en medicina interna y endocrinología.

La mayor parte de los alimentos que ingerimos se convierten en azúcar, también llamada glucosa, que se libera en la sangre. El páncreas produce una hormona llamada insulina que actúa como una llave que abre las puertas de las células para que la glucosa pueda entrar y utilizarla como energía.

Cuando una persona tiene diabetes, el cuerpo no produce suficiente insulina o no puede usarla correctamente, lo que deja una gran cantidad de azúcar en la sangre y puede causar serios problemas de salud con el tiempo.

Hay dos tipos de diabetes: la tipo 1, en la que el páncreas se enferma y se daña gravemente y deja de producir insulina. El nivel de azúcar en sangre del paciente está aumentando y debe tratarse lo antes posible, ya que existe riesgo de muerte.

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En la diabetes tipo 2, el páncreas produce insulina incluso en cantidades excesivas, pero no funciona correctamente, por lo que todavía hay mucha insulina circulando y los niveles comienzan a aumentar cuando se miden. “Por eso se creó el término prediabetes, que en realidad es una categoría de riesgo en la que se puede adelantar y prevenir el diagnóstico de diabetes”, dice Román.

Este tipo de diabetes anteriormente solo era común en adultos, sin embargo, en los últimos años ya se han presentado casos en la infancia.

Factores de riesgo

Según Raúl Velasco, endocrinólogo pediatra y presidente de la Asociación de Endocrinología, Metabolismo y Nutrición de Guatemala, los factores de riesgo para desarrollar diabetes en la infancia son: tener antecedentes familiares de diabetes tipo 1, ser portador de genes asociados a este tipo de diabetes y edad, ya que existen dos picos con mayor incidencia: entre 4 y 6 años, y entre 10 y 14 años.

Mientras que los adultos son más propensos a tener diabetes cuando un pariente cercano (padres o hermanos) también ha sido diagnosticado con la condición, aquellos que tienen sobrepeso, tienen malos hábitos alimenticios, no practican suficiente actividad física o han tenido diabetes gestacional -diabetes durante el embarazo-.

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Tanto en la infancia como en la edad adulta, es posible que el paciente no presente ningún síntoma. Sin embargo, cuando lo hace, es común que tenga mucha sed durante el día, que use el baño varias veces para orinar, que adelgace sin hacer ejercicio, que lleve una dieta saludable o que tenga problemas de visión.

Estos son indicadores de que su nivel de azúcar en sangre es alto, quizás de 300 a 500, cuando el nivel normal de ayuno está por debajo de 100.

Tratamientos y cuidados

Cada 14 de noviembre se conmemora el Día de la Diabetes, con el fin de darle la importancia que se merece esta enfermedad. En 2021, el tema del Día Mundial de la Diabetes es el acceso a la atención de esta enfermedad que, aunque la diabetes tipo 1 no se puede curar, existen tratamientos que previenen su progresión y cuidados que pueden prevenirla.

Los medicamentos para tratar la diabetes se dividen en orales e inyectables. Existen diferentes métodos de acción, por ejemplo, cuando hay exceso de azúcar en la orina, el objetivo del medicamento será que el riñón pueda eliminar el azúcar, mientras que existen otros medicamentos que ayudan al páncreas a funcionar mejor.

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La metformina es una de las drogas más conocidas y utilizadas en Guatemala. Ayuda al hígado a producir menos azúcar y tiene un efecto sobre el hígado y el intestino, junto con otras hormonas, ayuda al páncreas a funcionar mejor. También se utiliza para prevenir la diabetes.

Los medicamentos llamados DPP4 hacen que más hormonas estimulen el páncreas y produzcan insulina. Hay hormonas que hacen que este órgano produzca insulina justo cuando comemos. Aunque los medicamentos con sulfonilurea hacen que se produzca más insulina, esto no siempre se recomienda ya que pueden forzar el páncreas.

La insulina es el tratamiento más poderoso porque tiene un efecto directo sobre las células. “El tratamiento para los diabéticos tipo 1 es la insulina, que debe mimetizar la secreción normal de esta hormona con los diferentes tipos que existen en el mercado”, explica Velasco.

Dado que el paciente diabético adulto suele tener sobrepeso, el fármaco utilizado también tiene como objetivo la pérdida de peso o al menos no estimula el aumento de peso.

“La idea es bajar el azúcar, pero también que la droga promueva el objetivo de adelgazar. Estamos tratando de simplificar la medicación, lo que significa menos píldoras o menos inyecciones para el paciente. Incluso ya se están utilizando inyecciones de insulina con efectos semanales para que la persona pueda alcanzar mejor sus objetivos ”, explica Román.

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Más allá de la medicina, los especialistas dicen que es vital que el paciente tenga una actividad física, por ejemplo, dé 10,000 pasos al día o algún otro tipo de ejercicio, y cuide su alimentación, es decir, que evite el azúcar y grasas de origen animal. De esta manera, tendrá éxito en sus objetivos de buen control de tratar de mantener su azúcar en sangre en ayunas por debajo de 100.

También mantenga el control del azúcar en sangre con hemoglobina glicosilada A1C, una prueba médica que muestra en valores numéricos cómo era el azúcar en sangre hace tres meses. Dependiendo de estos resultados, se elige el tipo de tratamiento, de modo que el azúcar en sangre esté en valores de 6,5 en la siguiente evaluación, o por debajo de 7, de lo contrario se seguirán estrictamente los buenos hábitos.

Cuando se diagnostica en la infancia, las evaluaciones periódicas deben realizarse con un grupo multidisciplinario formado por un endocrinólogo pediatra, un nutricionista, un psicólogo, un nefrólogo pediátrico, un oftalmólogo, un neurólogo pediátrico y un educador en diabetes, explica Velasco.

“Los endocrinólogos pediátricos deben enseñar a los niños y a los padres o cuidadores qué es la enfermedad y cómo tratarla, controlarla, cómo administrar insulina y cómo calcular las dosis basadas en el azúcar en sangre. Darles también una receta de ejercicios y animarlos a aprender los conceptos nutricionales básicos necesarios ”, subraya el presidente de la Asociación de Endocrinología, Metabolismo y Nutrición de Guatemala.

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