El dictador lanza un discurso de odio contra los presos políticos

Nicaragua y la legitimación del autoritarismo

Lo ocurrido en Nicaragua expone la filosofía del nuevo autoritarismo en América Latina y el Caribe. El gobierno de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo ha ordenado el encarcelamiento de más de treinta opositores. Luego, sin pretendientes, organizó unas elecciones en las que Ortega y Murillo fueron reelegidos por el 75% de los votos.

Más que una elección, fue una auto-elección. Ortega y Murillo actuaron como los grandes votantes que han encarnado el autoritarismo latinoamericano desde el siglo XIX. Con una oposición amordazada, el sistema electoral puede ser justo y respetar los aspectos técnicos de la contienda. La exclusión previa garantiza la inexistencia de liderazgos y programas alternativos que garanticen la competencia del proceso.

¿Cómo se legitima esta distorsión de la democracia? Lo podemos leer en los medios oficiales nicaragüenses pero también en los de sus dos principales aliados ideológicos y geopolíticos: Venezuela y Cuba. Lo que aseguran estos medios, en particular Telesur y Abuelita, es que Nicaragua está organizando elecciones bajo el acoso de Estados Unidos y que, en estas condiciones, la limitación de los derechos políticos se justifica por razones de seguridad nacional.

Nicolás Maduro dijo que «Nicaragua tiene quien la defienda» y que los gobiernos de la región que no reconocen la reelección de Ortega y Murillo son «cobardes». Lo cierto es que el rechazo a la reelección permanente no es menor en América Latina y el Caribe, más allá de que algunos gobiernos se opongan públicamente y otros no.

Es decir, la reelección indefinida constitucionalmente establecida en Nicaragua y Venezuela se ejerce como una necesidad en gobiernos que tienen disputas diplomáticas con Estados Unidos y enfrentan sanciones económicas de Washington. Estas sanciones, no solo de Estados Unidos sino también de la Unión Europea, tienen su origen en la adopción de mecanismos autoritarios como la propia reelección indefinida.

Así, el autoritarismo genera sanciones y las sanciones justifican el autoritarismo. La deriva ya es tan circular o predecible que podrían escribirse libros de texto y hojas de ruta de la nueva variante autoritaria latinoamericana que sigan estrictamente la complementariedad entre los conflictos internacionales con Estados Unidos y Europa y los regímenes políticos basados ​​en la limitación de los derechos de la oposición.

Con su reelección indefinida, Ortega y Murillo eligen racionalmente el camino de la presión del aislamiento. La tensión con Washington eventualmente les hará ganar el apoyo de rivales geopolíticos estadounidenses como Rusia y China. También les permitirá convocar a gobiernos de izquierda democrática latinoamericana como los de Argentina y México, cuyos diplomáticos enfrentan el dilema de distanciarse del autoritarismo de Ortega sin respaldar las sanciones de Estados Unidos.


* Artículo publicado originalmente en La razón de Mexico.


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