Oficial sospechoso
Las maniobras y la formalización repentina del partido gobernante en el Congreso muestran un cuerpo completo de una de las legislaturas más embarazosas de la era democrática. Podemos decir que su comportamiento malicioso hace más que multiplicar la trinca infernal y el grupo de diputados llamados «los depurables» en 1994. La búsqueda de la concentración de poder a favor de una agenda unívoca de intereses sectarios ha dejado de lado la ciudadanía.
La pereza es lo habitual en este Congreso, y por eso es sospechoso que hoy se convoque una sesión de los líderes del bloque. El objetivo no es agilizar la agenda de leyes económicas pendientes, ni acordar una nueva ley de la función pública, ni mucho menos facilitar el inicio del nombramiento de magistrados a la Corte Suprema de Justicia, ya postergado por dos años. La prisa es para que los oscuros acuerdos entre algunos de los aliados oficiales del bloque no se interrumpan, incluidos los partidos designados para el narco-financiamiento y las votaciones fundamentales bajo los viejos métodos políticos.
La prisa revela, sin embargo, la debilidad de tales compras de favores, que sin duda van ligadas a la posterior aprobación, con todo y a plazos, del déficit presupuestario general de recibos y egresos, dentro del cual solo hay un 25% de los gastos pagados. pues con deuda pura y dura, pero, además, la mayor parte de lo que se llama «la inversión» correrá a cargo de los alcaldes y, por tanto, en el marco de las negociaciones con los diputados distritales. Estos, en su mayor parte, no ejercen un liderazgo local saludable, sino más bien jefaturas típicas y ejercicios de convicción baratos.
El debilitamiento de la figura de Allan Rodríguez lo llevaría a intentar sustituir en un diputado afín su aspiración a un tercer mandato, pero con ello también hereda la sombra de soberbia y discreción proyectada el 6 de septiembre, cuando prolongó por casi una hora. una votación que buscaba ratificar un estado de calamidad. El intento fue rechazado con voces de varios bloques de oposición, entre ellos exaliados, algunos con posiciones ambiguas y otros parecen estar jugando al chantaje.
El tesoro nacional no es una piñata ni un botín, ni mucho menos una subasta de lealtades compradas a muy alto costo para el desarrollo nacional. No se deben incluir en el presupuesto ni los pactos negociados a ciegas, ni los pagos ilegales, ni los juegos millonarios abiertos al gasto. Pero precisamente por eso, en la discusión de hoy se empezarán a definir los roles de los escaños y congresistas: los que quieren seguir siendo puntales periódicos para la continuidad de una carrera galopante de ambiciones., Algunos realmente anticuados o no viables. .
Hay escaños que dicen basarse en valores pero no han tenido el valor de oponerse a los abusos e incluso han formado parte de nombramientos claramente favorables para ellos al Tribunal Supremo Electoral o al Tribunal Constitucional. Ciertamente no se trata de montar poses propagandísticas o espectáculos egocéntricos, sino de definir las prioridades de la organización política y representativa, porque inevitablemente llegará el momento de pedir el voto.