Quejarse

Por qué una ley de extinción de dominios

El mundo es hoy un lugar más desarrollado, sí, mejor conectado, más informado, pero paradójicamente, el mundo es hoy un lugar más peligroso, multipolar, asimétrico donde el crimen organizado transnacional ha mutado para posicionarse como un actor político capaz de ejercer el poder. y modificar las relaciones internacionales de poder.

Nos enfrentamos a nuevas amenazas, o amenazas que parecen cada día más graves que cuando aparecieron por primera vez. En materia penal en particular, tenemos señales muy claras, como el tráfico internacional de drogas, armas y seres humanos; delitos económicos y CORRUPCIÓN.

El mundo se enfrenta a una reversión perversa de la primacía de la política sobre la economía, que conduce a un debilitamiento de las barreras legales, morales y éticas socialmente legitimadas que obstaculizan y regulan la actividad de los individuos. En este contexto, fuerzas fuera de estos límites actúan sin vacilación y recurren a todos los medios para lograr sus propios fines.

Poderosos flujos de intercambios entre conglomerados humanos y espacios geográficos atraviesan el globo de forma transversal y casi libre, influyendo en la realidad y las relaciones de poder subyacentes.

En cualquier ciudad del mundo, y en todas las ciudades de América Latina, en unas más que en otras, los síntomas se confunden a menudo con las causas de la crisis sistémica que enfrentamos. Las mareas humanas de migrantes irregulares sometidos a todo tipo de atropellos y empobrecidos hasta el punto de la indignidad, niños y adolescentes explotados comercialmente con fines sexuales y / o laborales. Mujeres engañadas y privadas de libertad, sometidas a tratos crueles, inhumanos y degradantes, con el pretexto de una vida de oportunidades y empleo. El humo acre de los disparos, las humanidades desgarradas y esparcidas por las calles de las ciudades, las ruidosas incautaciones mediáticas de los escombros de las drogas, el dinero y las armas, los sicarios cada vez más atrevidos y descarados, mejor equipados y armados de la mano de la tecnología. , estos son solo síntomas.

La causa real y última radica en que los esfuerzos infructuosos de gobiernos corruptos, con funcionarios enriquecidos sin ninguna justificación, han asegurado y fortalecido los términos de la ecuación polinomial que resuelve esta mutación tóxica: el posicionamiento geoestratégico del CRIMEN ORGANIZADO TRANSNACIONAL como entidad. del poder político y comercial en el mundo en general y en el Istmo Centroamericano en particular; la corrupción como moneda de cambio legítima para el poder político, y la mercantilización de la política y los políticos degradados.

Centrándonos en la corrupción en particular, cabe señalar que muchos definen el crimen organizado transnacional como un fenómeno de flujo. Es decir, como fenómeno sin territorio específico. Aquellos que lo hacen están cometiendo un grave error de juicio. Transforman en su esencia lo que de hecho es una de sus manifestaciones más llamativas: su enorme capacidad de adaptación a los flujos que se alimenta y de los que se alimenta, así como sus ilimitados recursos para los gobiernos corruptos.

Por su naturaleza, como forma de poder que disputa dominio y jurisdicción con esta otra forma de poder que llamamos Estado, el CRIMEN ORGANIZADO TRANSNACIONAL es necesaria y con fuerza, hoy más que nunca, referido a un territorio en el que ancla su actividad delictiva. . y desde el que explota las infinitas potencialidades que ofrece el entorno.

Y lo hace, con mayor facilidad, donde este crimen organizado de talla mundial es útil para emprender tareas locales, que son tan moralmente impresentables como esenciales en el contexto de instituciones y personas corruptas.

Es esta condición de poseedor del poder ilegítimo, frente a otros poseedores, la que atribuye un valor y una significación geopolítica al crimen organizado que, para proyectarse geoestratégicamente, aprovecha extraordinariamente la ruptura del sano y cohesionado equilibrio entre política y la economía.

La República de Panamá, no es la excepción a un fenómeno de amenaza global y peligros regionales, es, de hecho, la parte más angosta de un embudo de dos mangas al final del cual se posicionan con extrema violencia los cárteles criminales globalizados, cuyos criminales de flujos económicos -de inmenso poder- circulan de sur a norte y de océano a océano, aprovechando de manera perversa nuestra plataforma de servicios y nuestro obsoleto modelo de competitividad.

Esta realidad es la que justifica que el Programa de Asistencia Legal en América Latina y el Caribe (Laplac) y el esfuerzo sostenido de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) nos brinden la Ley Modelo sobre extinción de dominios y Tengamos una herramienta que ya ha demostrado su valía en otros países, como Perú, Guatemala, México y Colombia, por nombrar algunos de la región.

La acción de decomiso de dominio tiene como objetivo que la propiedad del producto de actividades ilícitas pase al Estado sin indemnización alguna, es de carácter jurisdiccional, de carácter real y de contenido patrimonial, por actividades ilícitas como el crimen organizado. , narcotráfico, blanqueo de capitales. , terrorismo y delitos contra la administración pública.

Sugiero que el banco, el mercado de valores, las acciones, la reserva fiscal o el velo corporativo no son exigibles. Además, no existe la posibilidad de que la propiedad afectada por la extinción del dominio sea legitimada por la muerte, y que lo mismo ocurra si la propiedad es parte de la sucesión hereditaria o se atribuye en sucesión.

También es urgente la creación del Fondo de Administración de Tierras para la extinción del dominio, adscrito al Ministerio de Economía y Finanzas; materializar el rápido uso de recursos en la propia fiscalía y otras necesidades públicas.

Hago un llamado a todos aquellos que comprenden la importancia del tema a ponerlo en la agenda de las prioridades de un país que está al borde de la no retorno por su muy débil institucionalidad y golpea el TOC allí donde más duele, en BENEFICIOS.

Decano de la Facultad de Derecho de la USMA.

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