«No nos disculpamos ni culpamos
porque la pasión ha vuelto ”.
Sombra nada más – Sergio Ramírez
Entré en la corriente impetuosa de sus aguas y me dejé llevar lleno de alegría, Salvar el fuego, Premio Alfaguara de Novela 2020, avala el enorme poder creativo de Guillermo Arriaga, un dominio de la técnica que proviene del cine, al igual que la trama. Escritor ciclópeo. Sabe contarnos historias largas. Su fuerza proviene de sus lecturas en profundidad, la interxtualidad emerge con una naturalidad asombrosa. La cantidad de autores que se desplazan por sus páginas, muchas veces abiertamente ya veces de manera velada, revela un autor que ha digerido todo lo que ha pasado por sus ojos, para hacerlo con su inconfundible huella. Cada uno de ellos es asistido por la gracia. Para seducirnos no hace falta decir sus nombres, saborear el encuentro y conocer su origen, está en nuestras manos.
Imprime tus páginas a la velocidad del rayo, la mejor manera de disfrutarlas es apreciando el placer que obtienes al acelerar el ritmo de la historia. Viaja a la velocidad de la luz. Para disfrutarlo tienes que estar a tu lado y seguir tu ritmo, lo único que tienes que hacer es aflojar el cinturón y quitarte los zapatos. Absolutamente relajado. Que Arriaga sea quien nos guíe por este mundo violento que consume la vida de los mexicanos. Cuanto más abiertos los ojos, más grande será el universo que podemos aprehender en una sociedad, incluyendo vértebras, músculos y huesos, el novelista dibuja con la minuciosidad y limpieza de un artesano. Una diversidad de historias cruzan Salvar el fuego. El desfile de personajes de diferentes estratos sociales, de los más altos a los más bajos, hace que esta historia de amor sea fecunda y sangrienta.
Arriaga, hábil para armar rompecabezas, se arriesga, incluso si le toma varios años escribir sus novelas. El camino hacia el triunfo está lleno de fragmentos. Respira profundamente. Con minuciosidad y destreza, agarra cada una de las piezas, convencido de que al final, no importa lo cansado que sea el viaje, habrá armado felizmente su historia. Digámoslo en plural, las historias de Salva el fuego convergen en la misma dirección. Las voces que componen la historia constituyen un coro al servicio del amor febril entre Marina y José Cuauhtémoc (JC). Todo gira en torno a él. Arriaga abre ventanas para que podamos comprobar su forma de concebir la escritura. A Salva el fuego muestra el catálogo de sus autores favoritos. Desfilan con excelencia.
Su arte poético revela la historia de amor airada que baña las páginas de Salvar el fuego. A través de JC desliza su concepción de la escritura. Arriaga escribe para acabar con la corrosión, la asfixia y la desesperación; le hace un guiño a Faulkner más que obvio. Escribe para escupir, vomitar, devorar, beber y tragar la vida. Compartir, provocar, confrontar, rebelar, reafirmar, no volverse loco, apuñalar, apoyar, apurarse, gritar, ladrar, tirar, gruñir, herir, sanar, expulsar y limpiar. Escribir es antiséptico, antibiótico, antígeno, veneno, veneno, toxina, acercarse o alejarse, descubrirse, perderse, encontrarse, luchar, rendirse, conquistar, sumergir, flotar, no naufragar, escribir, escribir, escribir. Escribir es una forma rabiosa de transgredir y hacer frente al conformismo.
Al extender sus alas, muestra la armonía entre los contenidos de Salvar el fuego, con las diversas modalidades que utiliza para completar una novela que abre el apetito, nada más cuando te sientas a leerla. Las primeras voces que se escuchan son José Cuauhtémoc (JC) y Marina. Deje que el escritor de JC sea el primero en hacerlo, una pista para saber quién es desde el principio. Nos das tu Manifiesto, un punto de inflexión entre los que tienen miedo y los que están enojados, muestra su tenacidad, con él veremos nuestras caras, luego presenta una historia corta de una mujer que corre por una avenida, pistola en mano, perseguida por hombres dispuestos a Mátala. Arriaga comienza de nuevo al final. El dominio de brillar espalda viene del cine. El escritor se mueve con refinamiento volviendo a situaciones del pasado.
A medida que nos adentramos en sus aguas turbias, muestra de mala gana escenas de eventos que no conocemos, pero que son parte del drama. Está convencido de que sabrá seducirnos. ¿A quién le interesa conocer lo anterior, subiendo, cuando conocemos de antemano su desenlace? Solo los grandes escritores y directores se enfrentan a estos desafíos. Arriaga asume que están satisfechos. A Salvar el fuego se mueve hacia adelante y hacia atrás y hacia atrás y hacia adelante, de una manera gratificante. En América Latina, Arriaga se une a novelistas a los que les gusta mezclar condiciones dolorosas. La historia principal, el amor entre un pura sangre y un asesino, va en contra de la forma lineal en la que Francisco Huiztlic (otro personaje, el hermano de JC), cuenta la desgracia familiar.
Arriaga fija su mirada en el tema del amor, hace creíble una relación emocional entre una mujer casada, con hijos, un marido millonario, educado según los preceptos católicos, con un hombre caprichoso, descendiente de nativos, en un país que sigue siendo racista. , asesino de su propio padre. JC, como Francisco, recibió una educación espartana, rozando el salvajismo. Su padre quería educarlos para sobrevivir en un mundo hostil. Cimentó su carácter sometiéndolos a las más duras represiones. Los condujo con puño de hierro. Mientras otros jugaban, leían los clásicos, aprendían música e idiomas. Una severidad desprovista de cariño y amor. Los moldeó a su gusto. En una sociedad que rechaza a los pueblos indígenas, creía que esta era la única forma en que su pueblo podría sobrevivir en un mundo hostil.
La relación entre JC y Marina contó con la complicidad de sus amigos, que con proverbial entusiasmo suavizaron los oídos de Marina y JC, conectando la atracción mutua que surgió de su primer encuentro que tuvieron en la cárcel. Cierra dos mundos opuestos. La resignación de Marina, exasperada hasta la médula por la virilidad y la inteligencia de JC, demuestra una vez más que los amores imposibles no existen. Como en estas novelas color de rosa, nada más que una fuerza narrativa extraordinaria, un ingenio creativo y un conocimiento profundo de la violencia que sacude a México, cuyo último bastión son las cárceles, Arriaga encarna a JC y Marina, violando todos los códigos, valores sociales y religiosos. . de una mujer criada para casarse con un hombre de su linaje social. No con su antípoda.
Solo una mujer loca de amor, arroja todo lo que constituye su vida, para dedicar sus días con sus noches, a un hombre que la hizo retorcerse de alegría en la cama. JC descubre la otra cara del amor por Marina. La pasión los consume, los quema y se sumerge en el abismo. No importa derribar los muros y los prejuicios. Marina piensa sólo en sus hijos y en la lejana posibilidad de que algún día se reencuentren y les pidan perdón, por haber sido consecuente con los preceptos de su corazón. Ni la humillación ni el hecho de no renunciar al amor más grande, el baile, pueden rectificarlo. Va a JC sabiendo que la sociedad de la que proviene la llenará de vergüenza. Nada de esto le importa. El verdadero amor lleva a dos seres alienados al infierno.
Las páginas jubilosas de Salvar el fuego están unidos por el amor desenfrenado de Marina y JC. El erotismo entre los dos amantes le da un aura particular a la novela. Las payasadas en la prisión no molestan a los espíritus de Marina. El riesgo de que el director de la prisión la denuncie no la desanima. Se sabe que se desea. Se encierran en una cama por la que han pasado decenas de internos. La condena y la lujuria a los ojos de los presos no distraen de su deseo carnal. Viva mientras espera cada amanecer. Nuevos placeres lo excitan de alegría. JC va a lugares que nunca imaginó. Su odio primordial como mujer joven está enterrado. JC, un maestro devoto, le gasta bromas a su pequeña hija y la hace viajar a las fronteras del paraíso. En cada polvo la devuelve a la vida. Conoce muchas formas de complacer a su esposa.
Salvar el fuego es parte de la tradición clásica, ¿cuál fue el destino de Romeo y Julieta, si no su propia muerte? Nadie puede interferir con el amor desequilibrado. El joven Werther busca aliviar su desgracia escribiendo cartas molestas. Se enamora de Lotte, un corazón con dueño y, sin saber que era mutuo, se suicida. Murió de amor. La terquedad de JC, su perseverancia, su enfoque de la vida y su decisión de recuperar el corazón de una mujer comprometida están dando sus frutos. Incluso si sus vidas se han ido, no habrá fuerza capaz de ahuyentarlos. La novela de Arriaga está ambientada en una prisión, donde llega Marina -conocida como es- que, si regresaba, sucumbiría a la corte de JC. El conocimiento estimula tu imaginación. Él nunca retrocede. Ella camina resueltamente hacia su redención.