Territorios y desarrollo antihumano – Prensa Libre
El Pacto contra la Corrupción cede las riquezas del país a sus socios desposeídos, a cambio de los millones que quedan en sus bolsillos privados, a costa de la vida de las comunidades K’ekchí de El Estor. Tantos discursos de soberanía, tantos discursos de «amenaza comunista», pero entregan, precisamente a los rusos, los minerales -porque no solo debe ser níquel- que son un activo estratégico que podría ser utilizado por y para todos los guatemaltecos. Está claro que la única ideología que realmente tienen es la del despojo.
Así que finalmente entendemos por qué censuraron el Informe Nacional de Desarrollo Humano 2021, que debía publicarse a mediados de este año; de hecho, estaba realizando un análisis de la situación actual en los distintos territorios del país, en términos de desarrollo. El hecho de la censura es absurdo e incorrecto en sí mismo, porque con lo vivido en El Estor, con el uso de la fuerza policial contra la población para promover el funcionamiento de la empresa minera, los hechos ya son evidentes a ojos de la el mundo entero y salen muy mal del gobierno, que usa las fuerzas del Estado contra la población y para el lucro evidente de la empresa minera.
Lo que está sucediendo hoy en El Estor se ha repetido a lo largo de la historia y en diferentes puntos del país: La Franja Transversal Norte, con la palmera africana; con el algodón, luego con la caña de azúcar en la costa sur, que en la actualidad ha hecho del acceso al agua otra fuente de conflicto en este territorio; o como sucedió hace mucho tiempo, con el banano, también en Izabal; o con el café, en el siglo XIX, cuando las ricas tierras comunales indígenas fueron expropiadas para los nuevos terratenientes ladinos. Solo algunos ejemplos.
La historiografía económica y agraria ha documentado estas dinámicas de continuidad en el modelo económico. Continuidad que queremos desdibujar argumentando que ahora otros sectores de la economía crean la mayor parte de la riqueza. Sin embargo, lo que vincula estas dos dinámicas de continuidad y cambio es que son prácticamente los mismos actores quienes también controlan las finanzas, la industria y el sector de servicios. Aunque en simpatía, cada vez más evidente, con los actores de economías ilícitas y multinacionales; todos buscando la apropiación de las riquezas de nuestros territorios, como vemos ahora en El Estor, sin tener en cuenta el bienestar y los derechos de la población local.
A los ojos de estos intereses, los diferentes territorios y poblaciones que conforman el país que llamamos Guatemala son sólo “sitios” de explotación y expropiación de riquezas. La gente los está obstaculizando, especialmente si están protestando y reclamando sus derechos. El estado, en lugar de proteger y salvaguardar estos derechos, envía a la fuerza policial para reprimir a la población. No es gratis que el hambre domine y que la emigración indocumentada sea el único mecanismo de supervivencia que queda en el campo.
El circuito de extracción, explotación, exacción, expulsión, emigración sin papeles es lo que marca el modelo económico del país, y se completa con la aspiración de remesas generadas por los propios migrantes, incluso expulsados por el modelo económico, y con la captura de el estado y nuestros recursos fiscales por la corrupción. La solidaridad con el pueblo K’ekchí de El Estor, Las Verapaces, Izabal, es un imperativo. La unidad de los pueblos ante la depredación y destrucción de su territorio es lo que puede permitir un cambio fundamental en esta sociedad.