El mayor desastre lo provoca la ignorancia - Prensa Libre

¡Un estado de calamidad muy controvertido e injustificado! – Prensa Libre

El jueves por la noche, el presidente nos informó que había declarado el estado de Calamidad para detener el contagio del covid-19. Su acción responde a una carta enviada por la Comisión de Asistencia Sanitaria y Social del Congreso de la República, que a su vez se fundamenta en una solicitud de médicos, muy preocupados por el colapso de hospitales. Hace dos semanas se declaró un estado de calamidad que fue categóricamente rechazado por todos, hasta que finalmente el Congreso lo decidió. Irónicamente, ahora es el mismo Congreso quien lo pide, por lo que seguramente será ratificado.

Entiendo perfectamente que los médicos se preocupan cuando se sienten abrumados por la cantidad de pacientes que solicitan hospitalización. También se sienten impotentes porque no pueden ser tratados adecuadamente porque la tasa de ocupación es superior al 100%. Para justificar su solicitud, presentan tres escenarios que la Comisión del Congreso traspasó al ejecutivo, donde se vislumbra que si no se toman medidas drásticas de manera inmediata, se producirá una catástrofe de salud. Tiene sentido y loable que los médicos se centren en la cantidad de pacientes nuevos que llegan a los hospitales todos los días. Sin embargo, incluso si su modelo matemático proviene del exterior, no se sabe cuáles son las condiciones futuras que le dieron al modelo para realizar los tres escenarios. Un modelo matemático es apto para la toma de decisiones si su programación es precisa, si los datos son de buena calidad, si las condiciones futuras son válidas y, sobre todo, si los resultados se interpretan con sensatez. En este caso, es obvio que los resultados se basan en datos antiguos, ya que ni siquiera tienen en cuenta la mejora que se ha realizado desde el 18 de agosto.

Tomar una decisión basada en los resultados cuestionables de un modelo es muy arriesgado. En este caso, el decreto funciona como un beneficio, ya que la prohibición de fiestas y reuniones por sí sola reducirá el contagio. El toque de queda, un valor agregado, para ayudar a las emergencias hospitalarias, para reducir el número de heridos por accidentes que recibirán. A pesar de ello, no considero que lo positivo justifique que la decisión se haya tomado sobre la base de información totalmente desactualizada.

El verdadero problema en los hospitales es la cantidad de personas que se enferman gravemente. La única solución para esto es la vacunación generalizada y llegar a los 10,52 millones de habitantes vacunados con espectro completo en el menor tiempo posible. La campaña de vacunación se puede reforzar con el estricto cumplimiento del semáforo, los protocolos de seguridad y las medidas de prevención. Las acciones de las personas son las que determinan el comportamiento de contagio y sabemos que la nueva normalidad está funcionando, solo tenemos que seguirla. Las entidades encargadas de verificar el cumplimiento de la nueva norma son los municipios.

En cuanto a los municipios, ¿por qué no intervienen? La respuesta obvia es que la mayoría de los alcaldes están en manos de un partido político diferente al del presidente. Por tanto, obedeciendo las instrucciones de su propio partido, se niegan categóricamente a cumplir con su obligación en esta pandemia. Es una lástima que la política se haya mezclado con la crisis sanitaria, porque podemos ver hasta qué punto los intereses partidistas priman sobre la salud de los habitantes del municipio.

El estado de Calamidad para contener el contagio llega después de que ya hayamos experimentado dos semanas de mejoría. Esta vez llega apoyado por el Congreso, pero muy tarde y sin fundamento.