Premio Nobel de la Paz

Un premio Nobel de la paz para conservacionistas

La pérdida de biodiversidad y las contribuciones que la naturaleza hace a la humanidad avanza a un ritmo sin precedentes. La extinción de especies se está acelerando, con graves consecuencias para la salud humana, la seguridad alimentaria y del agua y la reducción de la pobreza.

Debemos mostrar solidaridad con él millón especies animales y vegetales ahora amenazadas de extinción. La naturaleza es un seguro de vida para los 7.800 millones de personas que habitan la Tierra. Además, su protección implica la defensa de un recurso económico insustituible. Según un informe publicado en enero de 2020 por el Foro Económico Mundial, más de la mitad del PIB mundial depende de «servicios naturales» como la polinización, la purificación del agua y el control de enfermedades. Así, la preservación de la biodiversidad y los ecosistemas nos protege frente a una amplia variedad de amenazas, desde crisis alimentaria y hídrica hasta conflictos violentos vinculados a la escasez de recursos.

Los años 2021 y 2022 serán hitos en el esfuerzo internacional para preservar y restaurar la naturaleza. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza celebra un Congreso Mundial de la Naturaleza cada cuatro años, cuya última edición (en Marsella el mes pasado) sentó las bases para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la diversidad biológica que tendrá lugar en dos partes (primero en octubre y luego en abril) en Kunming, China. En la Conferencia, se espera que representantes de todo el mundo adopten un marco nuevo y ambicioso para la salvación de la naturaleza.

Lamentablemente, la opinión pública aún no conoce ni comprende completamente la degradación de la naturaleza, sus desastrosas consecuencias para las poblaciones de todo el mundo y los riesgos que plantea para la paz y la seguridad. El cambio climático ha sido correctamente definido como el gran desafío de nuestro tiempo; en comparación, la pérdida de biodiversidad no es un problema del que se habla mucho, a pesar de la amenaza existencial y urgente que también representa para la sociedad.

Pero en realidad, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son inseparables. Ambos se están acelerando y ya han alcanzado niveles sin precedentes en la historia de la humanidad. Estamos en una encrucijada generacional y esta es la mejor oportunidad para abordar ambos temas en el contexto de una crisis interconectada. Una respuesta exitosa requiere una mejor comprensión científica del problema por parte de los ciudadanos y los gobiernos, lo que asegura la administración empírica de la naturaleza y nos permite implementar los cambios profundos necesarios para garantizar un futuro más sostenible y pacífico para la naturaleza y el medio ambiente.

Cuando el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas recibió el Premio Nobel de la Paz en reconocimiento a su trabajo científico en 2007, ayudó a llevar el calentamiento global a un primer plano. Posteriormente, los negadores del cambio climático han encontrado cada vez más difícil ganar credibilidad en los debates públicos y en los círculos políticos. Ahora debemos generar estos mismos cambios en el caso de la biodiversidad.

Es por eso que hemos nominado al Premio Nobel de la Paz 2021 (cuyo ganador se dará a conocer el 8 de octubre) en el Plataforma científica y normativa intergubernamental sobre diversidad biológica y servicios de los ecosistemas (IPBES).

IPBES ha estado a la vanguardia de un esfuerzo por reunir la mejor investigación y datos disponibles sobre la pérdida de biodiversidad y sus consecuencias para la humanidad. Inspirada en el IPCC, la Plataforma se convirtió en la principal fuente de datos científicos en materia de biodiversidad, fortaleciendo la base de conocimiento internacional y proveyendo a las autoridades información necesaria para tomar mejores decisiones y fijar objetivos más ambiciosos en el área de la conservación de la naturaleza.

Al igual que el IPCC, el trabajo de IPBES cubre una amplia variedad de cuestiones que influyen directamente en la vida y los medios de subsistencia de miles de millones de personas. Entre otras cosas, hace visibles las amenazas a los polinizadores y la seguridad alimentaria, documenta las tendencias de degradación de la tierra y evalúa la situación de la biodiversidad de cada región del mundo, contribuyendo así a reducir el riesgo de extinción.

La concesión del Premio Nobel de la Paz 2021 a IPBES envía un mensaje claro sobre el valor de la naturaleza, nuestra confianza en la ciencia y la necesidad de prestar atención a una variedad de fuentes de conocimiento. El objetivo es intensificar la lucha contra la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas en un momento crítico; alentar a los científicos de todo el mundo que trabajan incansablemente en estos temas; y colaborar en la lucha contra el cambio climático.

Este es el mejor momento para dejar claro al mundo el estado de emergencia en el que se encuentra la naturaleza y el hecho de que la ciencia tiene las soluciones para enfrentarlo.


* Artículo publicado originalmente en Unión del proyecto.

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