Vandalismo y demagogia – Prensa Libre
No hay nada de patriótico en las escenas de violencia que supuestos veteranos militares protagonizaron en el Congreso. Por el contrario, lo que demuestran es una actitud vandálica que debe ser rechazada, así como sus pretensiones de obtener 120.000 Q cada una. Bastaba ver cómo entraron violentamente al estacionamiento de la Asamblea Legislativa y haber prendido fuego a vehículos para entender que estamos frente a hordas que se han escapado del control de sus líderes. Además, en los últimos días ha circulado información preocupante de que quieren bloquear fronteras, tomar aeropuertos, incluso prefecturas policiales para entender que las autoridades están obligadas a frenar estos actos delictivos. Durante el ataque a la Asamblea Legislativa, se observó cómo el Ministerio del Interior dejó desprotegido el inmueble, lo que plantea dudas si se tiene en cuenta que cuando hay movilizaciones populares, han reforzado el cordón de seguridad.
Detrás del envalentonamiento de los militares veteranos se esconde la demagogia de los políticos. «Un hombre que se compromete y no cumple no merece ser llamado hombre», dijo Alejandro Giammattei, en un video de la última campaña proselitista. Prometió que si ganaba la presidencia, acompañaría a los veteranos militares al Congreso, como comandante en jefe del ejército, para presionar a los parlamentarios hasta que aprueben estas regulaciones. Hoy, el presidente Giammattei no muestra la cara. Una fotografía muestra a la ex candidata presidencial del partido Valor, Zury Ríos, acompañada de su ex candidato a la vicepresidencia Roberto Molina Barreto, ahora presidente de la Corte Constitucional, y Lucrecia de Palomo, ahora diputada del mismo partido, en que aprobaron veteranos militares. Lo mismo ocurre con los legisladores Felipe Alejos y Ana Victoria Hernández, del partido Todos, quienes propusieron la aprobación de este proyecto de ley en 2019. Ahora ninguno de los dos se responsabiliza de sus ofertas.
Por eso se desató la furia de los veteranos militares que fueron engañados por este partido de políticos que solo los usaban para conseguir votos y luego se olvidaban de sus promesas electorales. ¿Dónde están el presidente Giammattei, Zury Ríos, Molina Barreto y los diputados para responder por estos ofrecimientos que, de ser cumplidos, significarían un drenaje para el presupuesto nacional? Es fácil pronunciar algo que no pueden decir en discursos grandilocuentes y luego no preocuparse por la bomba social que detonaron. ¿Dónde podemos conseguir Q11,400 millones para cubrir la prima exigida por 95,000 militares veteranos? Además de que entre los presuntos veteranos hay jóvenes que no pudieron estar en un conflicto armado que terminó hace 25 años.
Depende del presidente Giammattei y de la alianza política que domina el Congreso desactivar esta bomba de tiempo. Es imposible que esta promesa de campaña se pueda mantener, ya que no existe un presupuesto estatal para cubrir la demanda económica. Por lo que necesitan, un bono que, de todos modos, debería provenir del presupuesto del Ministerio de Defensa porque atendieron a esta institución. Ahora es el momento de inferir la responsabilidad penal. La fiscalía debe ordenar una investigación para encontrar a los responsables de actos de violencia en el Congreso, así como ataques a periodistas que cubren los disturbios. A esto se suma una investigación a la denuncia de Francisco Calmo, jefe de veteranos, según la cual en 2008 el coronel José Luis Quilo Ayuso, de Avemilgua, mantuvo 10 millones de cuarentenas que serían utilizadas para indemnizar a los militares. Sí, Quilo Ayuso es el mismo militar al que el Banco Industrial rindió homenaje en 2016 por su “ejemplar carrera militar”. Ahora, este exlíder militar debe ser responsabilizado por este acto de corrupción.