Quejarse

Violencia contra la mujer: la otra pandemia

«Datos de Panamá y la región invitan urgentemente a las entidades estatales panameñas a mirar a la mitad de la población, que son mujeres, para pasar de las palabras a la acción […]»

El 25 de noviembre se conmemoró en República Dominicana un aniversario del atroz asesinato de las hermanas Mirabal, mientras el señor Rafael Leónidas Trujillo gobernaba el país.

Este hecho cruel ha llevado a Naciones Unidas a declarar el 25 de noviembre de cada año como el Día de la No Violencia contra la Mujer.

En Panamá, trabajadoras, feministas, profesionales, mujeres independientes residentes en Panamá, indígenas, afrodescendientes y varios acompañantes se han unido para presentar una carta a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ). Es importante señalar que a nuestra llegada un funcionario de la Corte nos informó que los magistrados ya se habían ido. Hubo un desmentido por parte de todos los presentes de la actitud de los magistrados de no estar presentes para recibir nuestras solicitudes. Luego sale el mismo funcionario y dice que el juez Russo recibiría la carta.

Compartimos con los lectores de La Estrella de Panamá aspectos que indicamos en la carta a los jueces de la Corte Suprema: las mujeres sufren diferentes formas de violencia que encuentran apoyo y fuerza como resultado de acciones y omisiones del ‘Estado’. Algunos ejemplos de esto tienen que ver con el hecho de que Panamá ha tenido el delito de violencia doméstica como el principal delito que se viene produciendo en el país desde hace más de diez años, siendo las mujeres el 80% de sus víctimas. Este año es el mayor número de casos de violencia doméstica en los últimos cinco años. De enero a octubre de 2021 se habían presentado 14.319 denuncias y la fiscalía registró 17 casos de feminicidio, 12 intentos y 16 muertes violentas. Durante el mismo período se denunciaron 5.923 casos de delitos contra la libertad e integridad sexual, siendo las principales víctimas mujeres, niñas y adolescentes. Sin embargo, los esfuerzos en esta área son insuficientes, o incluso nulos, en comparación con lo que se requiere y no se pueden comparar con lo que se hace en la prevención y el tratamiento de otros delitos.

Expresamos en la carta que el sistema penal acusatorio, además de ser un absurdo desde sus inicios, sigue poniendo en riesgo la vida de las víctimas de violencia doméstica y sexual. Garantizar la libertad de los agresores y no la vida e integridad de las víctimas.

Sumado a lo anterior, hacemos un llamado a la justicia y condena a los responsables de los abusos sistemáticos cometidos en perjuicio de los niños, niñas y adolescentes que vivían en los hogares donde fueron abusados. Así como por la persona o personas responsables de la muerte de Elibeth Zentner -quien se encuentra nueve años después de su partida y aún no se ha hecho justicia- de todas las víctimas de violencia intrafamiliar, violencia sexual, feminicidios y muertes violentas contra mujeres.

Nous exigeons de la CSJ que les institutions qui ont la responsabilité de garantir la justice s’engagent à respecter leurs obligations de garantir la vie et l’intégrité des filles, des adolescentes et des femmes, qui nous violent et nous tuent dans nos maisons et en las calles. , con la indiferencia y falta de compromiso de las instituciones llamadas a protegernos. Les pedimos que exijan el presupuesto necesario para enfrentar con rapidez la violencia contra las mujeres y que se establezca urgentemente un grupo de trabajo para buscar las estrategias necesarias para reducir y eliminar la violencia contra las mujeres, que es la otra pandemia que persiste y aumenta.

También denunciamos la falta de gestión del poder ejecutivo, a través de los Ministerios de Trabajo y Desarrollo Laboral y Desarrollo Social, para generar una política nacional e integral de pleno empleo que incluya a las mujeres, teniendo en cuenta sus realidades históricas. Como consecuencia de la pandemia, las mujeres, especialmente las más jóvenes, han sido las principales desempleadas y las menos reintegradas al mercado laboral. El Estado debe asumir la responsabilidad de crear los espacios de atención necesarios que limiten la participación de las mujeres en el trabajo remunerado y generar políticas que obliguen a los sectores público y privado a contratar mujeres.

Según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), en 2020, 4.091 mujeres fueron víctimas de feminicidio. Datos de Panamá y la región instan de manera urgente a las entidades del estado panameño a mirar a la mitad de la población, que son mujeres, a pasar de la palabra a la acción y, finalmente, a sí mismas. Iniciar y realizar las acciones necesarias para erradicar la violencia contra las mujeres .

Educador

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *