El mayor desastre lo provoca la ignorancia - Prensa Libre

Y las consecuencias han pasado – Prensa Libre

Escribí en mi artículo anterior, refiriéndome al presupuesto estatal recientemente aprobado, que no es posible desperdiciar tantos miles de millones de quetzales en servicios públicos de mala calidad, como la salud pública y la educación, año tras año, sin consecuencias graves. . Y, aparentemente, han sucedido antes.

El 27 de noviembre, circuló una nota publicada por Soy 502 sobre una medición del coeficiente intelectual de la población en 199 países. Aparece en el sitio WPR (World Population Review) y es cierto que Guatemala se ubica en el puesto 196 de 199 y en el último lugar de todas las Américas. Duele porque, además, era completamente prevenible.

Creo que el principal factor que ha afectado la calidad de la educación pública en el país ha ido de mal en peor ha sido su politización. Los resultados de casi todas las mediciones han sido peores a lo largo del tiempo durante las últimas tres décadas y media, excepto por el período relativamente corto en el que se ha utilizado Pronade para demostrar que existen alternativas.

Por «politización» me refiero al hecho de que los líderes sindicales en el sector de la educación pública, así como los líderes del partido gobernante, han descubierto en el transcurso de sus treinta años más o menos que pueden apoyarse mutuamente con el dinero de los contribuyentes. Todo se basa en que un partido político siempre necesita el apoyo de grupos organizados capaces de alinear sus bases con objetivos estratégicos y que, según su disciplina interna, puedan ofrecer una posición de apoyo público a cualquier política de gobierno. A un acuerdo electoral. eso bien podría definir una elección.

En toda esta historia de terror, como se trata de ir a los últimos lugares del mundo en lo que al CI se refiere, me pregunto cómo fue posible que las élites intelectuales, económicas y sociales del país no entendieran. De inconstitucional, dejar la educación pública a merced de los pactos colectivos negociados entre dos grupos de líderes involucrados en graves conflictos de interés fue condenar a la juventud de este país a la peor calidad de educación imaginable.

En lugar de las reglas de la función pública, en general, o de la organización y gestión de la profesión docente, en particular, que fueron aplicadas sistemáticamente por una administración profesional e independientes de las vicisitudes políticas, decenas de miles de millones de quetzales se han convertido en una Piñata de beneficios y privilegios absolutamente ajenos al mérito de los docentes y los resultados de su actividad docente.

En efecto, al mismo tiempo que los pactos colectivos aniquilaron cualquier sentimiento de excelencia y profesionalidad entre los miembros de la profesión docente del Estado, la calidad de la enseñanza cayó a niveles deplorables. Año tras año, los medios de comunicación han informado a estas élites de la incapacidad generalizada de estudiantes de todos los niveles para resolver matemáticas, lectura, escritura y todo tipo de pruebas. Los ciclos escolares se han acortado y la capacidad de los padres de tener incluso una voz para defender a sus hijos se ha reducido a su mínima expresión. Es imperativo y urgente arrebatarle de las manos a estas personas inconscientes que negociaron en su beneficio con el dinero que fue para la formación de la juventud de este país el poder para seguir destruyendo su presente y ahogando su futuro.


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