Kast y polarización en Chile
El resultado de la primera vuelta electoral en Chile muestra una derecha más vigorosa de lo que sugiere el colapso de la popularidad del presidente Sebastián Piñera y del proceso constituyente, que siguió al último estallido social. Una lectura unidimensional de la realidad y estimaciones de encuestas erróneas llevaron a muchos a creer que el triunfo de la izquierda estaba garantizado. Pero a pesar de que su candidato, Gabriel Boric, se distanció de los regímenes de Venezuela y Nicaragua, la izquierda perdió.
José Antonio Kast, líder de la derecha 2.0, y su Partido Republicano, signatarios de la Carta de Madrid y cercanos a Jair Bolsonaro en Brasil y Vox en España, han logrado adelantar a la tradicional derecha piñerista o seguidora de Joaquín Lavín y la ‘UDI, y obtener una ventaja considerable sobre la coalición del Frente Amplio y el Partido Comunista. Como en Estados Unidos, en Europa y en casi todos los países de América Latina, esta ultraderecha, según Pablo Stefanoni, adopta formas renovadas de persuasión que afectan a los sectores populares y las clases medias.
Kast se suscribe a diversos temas de la Nueva Reacción como el rechazo al feminismo y la filosofía de los derechos humanos, así como una evidente propensión antiinmigrante o xenófoba que recuerda claramente a Donald Trump, Santiago Abascal y Viktor Orbán. Como el propio Trump, Kast reactiva el antiguo anticomunismo de la Guerra Fría con lo políticamente incorrecto, sin abandonar la matriz neoliberal de toda la derecha hemisférica.
Por un momento, pareció que el extremismo de Kast lo aislaría del centro derecha. Pero dos cosas funcionaron a su favor: su hábil explotación de una visión positiva de la dictadura de Augusto Pinochet, que comparte una parte considerable de la sociedad chilena, y un compromiso con el «orden» y la «seguridad», que acusa a la izquierda por el estallido social, aunque éste, como en el resto de América Latina y el Caribe, es transversal y no responde a una lógica partidista.
Con la captura, el voto de Kast de centro derecha se vuelve extremadamente competitivo. Matemáticamente, los votos de Boric más los de los otros candidato of centro o izquierda como Yasna Provoste y Marco Enríquez Ominami, y algo of the anti-establishment base of Franco Parisi, el candidato que hizo campaña desde Estados Unidos, darían el triunfo a la izquierda. Pero si continúa el ascenso de Kast entre los abstemios y los indecisos, la derecha será imparable.
Un triunfo de Kast confirmaría que la política en América Latina ya no evoluciona de forma pendular o cíclica. La polarización es tanto continental como nacional, y así como Boric podría perder en Chile, Gustavo Petro también podría ganar en Colombia, a principios del próximo año. La polarización tiene explicaciones muy diversas, pero hay una que parece ineludible: el autoritarismo avanza, tanto desde la izquierda como desde la derecha, en un contexto de creciente desencanto con la democracia.
Texto publicado en La Razón México
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